La eterna niña exploradora: Loli Molina

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Compositora, intérprete e instrumentista, una exploración por el mundo musical y vital de Loli Molina.

Ph Rocío Yacobone (www.rocioyacobone.com)

Make up: Yoha Moon

Por Mili Pioletti

Loli disfruta. Se ríe. Abre los cierres de una pequeña valija con tres mudas de ropa, un pijama, cepillo de dientes y medias. Se prueba vestidos. Rojos, azules, verdes. Canta. Come galletas de chocolate. Cuenta cosas. Pide consejos. Habla sobre los astros y los signos zodiacales. Sobre la alineación de los chacras y sobre todas las energías de este mundo que no alcanzamos a ver, pero ellas sí a nosotros. Mueve el pelo de un lado a otro. Juega.

De espíritu lúdico y potencia creativa, Loli Molina vive buscando, experimentando, piensa en viajes, habla de sus amigos, ama los paisajes exóticos y las diferentes maneras de hacer música. Es intensa, es curiosa y jamás se queda sin tema de charla con nadie.

Su infancia estuvo marcada por un piano y una adolescencia llena de arpegios de guitarra. De la mano de Juana Molina y con sólo dos composiciones subidas a su perfil de MySpace, Loli emergió a la superficie en el Festival Buenos Aires Folk en 2007. Fue un debut y una bienvenida inagotable. A partir de allí, llegaron los discos: Senderos Amarillos (2008) y Si o No (2011), que contó con la participación de Kevin Johansen y Javier Malosetti.

Loli es divertida, es fresca y tiene el espíritu libre: ese que contagia ganas de estar en la Tierra, de vestirse de colores, de desanudar ataduras y de mirar todo como si fuese la primera vez. De ser una eterna niña exploradora. Y jamás dejar de buscar.

¿Qué pensás en el momento exacto antes de dormir?  Pienso en montones de cosas, de hecho soy bastante insomne justamente porque ni bien me acuesto y apago la luz se me despierta la imaginación y no puedo parar la cabeza. Me vienen imágenes, sonidos, palabras. Muchas veces, tengo que volver a prender la luz para ponerme a escribir ideas que se me ocurren. Pero, sobre todo, pienso en el futuro. ¡De ahí que no pueda dormir!

¿En qué cosas no crees? No creo en la unilateralidad de las cosas, no creo que el ser humano pueda contener por completo la idea de verdad porque la verdad, si existe, es algo mucho más complejo y sutil que meras creencias o dogmas a imponer. No creo en la gente que vende humo, y ya casi que no creo en los cuentos de hadas: mi mamá me dijo hace poco que el príncipe azul destiñe y de ahí en adelante mi existencia cambió.

¿Una certeza? Que la música es una entidad espiritual muy elevada.

Las 24 horas del día sirven para: Manifestarse, aprender, crecer, equivocarse, amar, expandirse, dormir, besarse. 

Un disco eterno: «Alma» de Egberto Gismonti.

¿Por qué la música? No sé bien por qué. Sólo sé que es mi idioma y que siempre fue, es y será muchas cosas para mí: mi amiga, mi niñera, mi curandera, mi guía, mi trabajo, mi oficio, mi puente hacia el infinito.

+info: https://lolimolina.bandcamp.com/

Agradecimiento: La Casa de Buenos Aires.

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