Federico es un cordobés de 23 años que, creando mundos visuales, abre inevitablemente, interrogantes en la mente de quien las observa. Es una persona multifacética pero siempre ligada a la expresión: generando música como guitarrista en la banda Anticasper y obras como artista visual.
Mediante la fotografía y, a veces otros recursos, crea imágenes donde generalmente se juega con los contrastes, arma composiciones en las que interactúan diversos objetos dispuestos de forma tal que el espectador tal vez no reconozca inmediatamente qué tiene delante. Trabaja, generalmente, haciendo interactuar forma y figura.
A Federico le gusta observar cosas, este fue uno de los motivos por los cuales empezó a recolectar objetos principalmente de la naturaleza y sus primeras fotografías surgieron un día en el que se propuso armar algo con todo lo recolectado. Mientras hacemos la entrevista, Federico se levanta, busca algo entre sus cosas y trae una caja cuadrada con tapa de vidrio, se agacha en el piso y la abre con mucho cuidado y aprecio. Puedo ver todo eso que fue juntando, una cigarra, escorpiones, piñas chiquitas de árboles, entre otras. Desde aquellas primeras fotografías, donde figuraban algunos de estos objetos, la idea se fue extendiendo. No se limitó a objetos de la naturaleza, sino que continuó con objetos e imágenes más sintéticas.
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La forma en la que decide las composiciones varía pero siempre es él quien decide cómo armar los espacios. “Es como tener un bastidor en blanco, agarro un fondo y depende de que elementos tengo a mano” explica. Por ahí viene pensando en algo con anterioridad o, cuando se dispone a crear, surgen las ideas probando. “Me gusta experimentar. Prueba y error. A veces, transformar una foto en una textura, algo más plano pero jugando con el hecho que fue una foto real”.
Queda claro que para Federico no hay reglas o un modus operandi definido. No se auto limita ni se encasilla. Es una persona autodidacta e inquieta. “Internet fue mi profe. Trato de mandarme solo, a veces cuando quiero algo preciso y no me sale, ahí busco como hacerlo” dice. Kenis considera que la clave es entender una cámara o un programa para crear con mayor libertad, encontrando siempre un aspecto personal.
Al indagar sobre que le gustaría generar en quien ve sus obras, confiesa: “me gusta provocar, principalmente, desconcierto o confusión, algo que no tenga que ver con los sentimientos si no con una sensación de algo poco claro, pero en algún punto que algo te genere que lo quieras seguir viendo. Eso sería una confusión atractiva”. Es interesante que para Federico esto deban tener en común su música y lo visual: el deseo de generar algo al primer contacto o nota, rápido y mantenido. “Algo que te llegue de entrada. Me gusta la sobriedad pero que siga teniendo impacto”, expresa.
Federico expone que no le gusta presentar la obra en conjunto con un concepto, porque la obra es concepto en sí misma y si hay algo más profundo se lo va a dar cada uno. Aunque aclara: “claro que para mi va a significar algo más, pero para el resto, yo lo único que hice fue poner una ventana a otra realidad”.
Las inspiraciones y las obsesiones de Fede no son estáticas, al contrario, fluctúan constantemente permitiéndole ser una persona desestructurada. Para él, lo más atractivo de dedicarse al arte, tanto a la música como al arte visual, es que su trabajo es él mismo. “Es como purificatorio, a toda una masa de sentimientos, intuiciones o imágenes, les podes dar forma, pulirlas y crear una obra. Liberarte y si hay una respuesta de la gente, obvio que va a ser mejor todavía”.
Para ver más de Federico Kenis: Tumblr – Flickr
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