Dice Iván que crear es respirar. Dice también que el arte es parte de la vida y que serle fiel es reanudar a diario el amor y el compromiso hacia él. Dice que la música es algo que no puede despegar de su cuerpo. Que está habitado por un mundo chiquito, diminuto, al que escapa cuando crea y en el que viven personajes e historias iridiscentes y musicales.
Iván dice que en este mundo, el de los mortales mundanos, le gusta dibujar, sacar fotos, hacer videos, patinar y por sobre todas las cosas le gusta Elefante Diamante, la productora a la que vio nacer de su mano en 2011. Iván Pierotti es villamariense de nacimiento, actual VJ de Illya Kuryaki and the Valderramas y director de algunos de los videoclips más hermosos de estos últimos tiempos. Su estética parece algo de otro mundo: cuando mira usa los ojos de la imaginación, esos con los que ve el mundo interior habitado por hombrecitos que hablan escupiendo notas musicales.
En ese mundo lo capturamos. En ese movimiento nos imantamos a sus obras de arte que tanto trasmiten. Ahí están depositados su fe y su amor por esa música interminable.
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“Desde que tengo noción, dibujar fue mi acercamiento con el arte y con el tiempo la fotografía vino a mí sin forzar y me llevó a nuevos horizontes. Hoy me gustan todas las formas de expresión visual e intento no encerrarme en un término hacia mí mismo. Soy artista visual y me gusta experimentar porque eso me hace bien, porque eso nos hace bien”.
¿Cómo definirías la elección por el nombre de la productora? Proviene de la búsqueda de un juego de palabras que reaccione estéticamente y que lleve a formar un logo atractivo.
¿Cuál dirías que es el concepto visual de la productora? El concepto en sí no tiene fronteras. Si bien la estética tiene una línea visual bastante continua que hace que los trabajos puedan ser identificados por cosas puntuales, la relación entre los artistas y esta forma de captarlos pasa directamente por las sensaciones que se crean en el momento de interactuar con ellos, el elemento expresivo que se esté plasmando.
Le pregunto por su forma de crear, la filosofía que lo guía. Y entonces me deja pasmada: “Crear es respirar”, suelta. Sin ni siquiera dejarme procesar esa información, continúa: “No sé si tengo una filosofía, sólo ser fiel y exigirse uno mismo, hacer todo con amor y saber que el arte es parte de la vida”.
Alucino.
Sus palabras me llevan a un lugar que conozco muy bien y que mi formación universitaria se encargó de destruir: la creación artística por sí misma. Iván está rompiendo, sin saberlo, con los preceptos que pican en mi cabeza: el arte por el arte ha muerto; la autonomía del arte es una mentira creada por los mismos artistas; el arte no puede moverse por sí mismo, porque detrás de él siempre se puede descubrir una forma política de ver el mundo.
¿Se puede hablar todavía de hacer/producir/generar arte por el arte? Sí, claro. ¡El 60% de las cosas que hago con Elefante Diamante y con mis acciones personales son sólo con fines artísticos! Eso es lo principal de todo esto: el crear por uno mismo, por el hecho en sí. Eso es lo que nos conecta con nuestro interior.
Decido retrucar.
¿Cuáles son entonces las búsquedas que guían la producción artística de Elefante Diamante? Principalmente hacer las cosas que nos gustan, con poco o mucho, pero empezar a creer que no hace falta caer en un mundo comercial para generar algo, si no que dedicando el tiempo creativo en trabajos que llenan y nos hacen bien, y que en un punto le hacen bien a otras personas. Eso es suficiente, todo lo demás se va armando solo.
No hay remate posible. Me anuló en menos de 5 minutos.
Intento cambiar de tema, aunque no me voy tan lejos.
¿Qué une a los artistas que componen el catálogo del Elefante? El denominador común es que, por encima de todo, sean buenas personas y que lo que hagan artísticamente agrade y dé gusto ser mostrado.
La fuerza de la imagen en tus trabajos es muy grande y vivimos en un mundo donde todo parece entrar por los ojos. ¿Cómo ves esta cuestión? Yo nací en un mundo digital, y eso me llevó a experimentar desde chico. Todo entra por los ojos, pero sólo llega al corazón lo auténtico y cada uno tiene que aprender a utilizar las nuevas tendencias para enriquecerse uno mismo.
Esa respuesta, honesta y sencilla, me deja ver por una fracción de segundo el interior de Iván, para descubrirlo finalmente como lo que es, más allá de sus palabras: un artista nato que crea por amor al arte. Un gran descubrimiento para el mundo de hoy.
Decido entonces amistarme internamente con él y llevarlo por otro camino familiar para ambos: la música.
¿Cómo ves el panorama de la música en Córdoba? Lo veo muy hermoso. Hay mucho talento puro y lo mejor de todo es que nos conocemos y apoyamos para generar algo más fuerte. Villa María se convirtió en un foco creativo gigante y tengo la suerte de que todas estas personas sean mis amistades y que gracias a ellos el proyecto Elefante Diamante tenga un toque diferente, algo muy verdadero que nace de mi tierra.
¿Es una forma de romper con el mito que dice que la popularidad te la da Buenos Aires? ¡Buenos Aires es fuerte! Muchas cosas laborales nacen ahí, pero internet niveló mucho el panorama: hoy en día, si conocés una banda por la web no importa de qué ciudad sale, si no qué es lo que te ofrece. Y ahí es cuando empiezan a aclararse las formas de percibir.
¿Las formas de percibir? Pensar que en los ´70 percibir una banda era escucharla por la radio, en los ´80 o ´90 era verla en MTV. ¿Y hoy? ¿Qué significa percibir a una banda? “Indudablemente, la plataforma web es la nueva manera de consagrarse como músico en esta época, pero al igual que siempre, si no hay corazón y estética real en lo que se hace, no importa si es radio, TV o internet. El punto es el ‘objeto o la acción creativa’, lo otro se adapta al tiempo que transcurrimos”, responde.
Iván habla de tiempos. De “transcurrir”, cuyo sonido suena tan parecido a “escurrir (se)”. Me habla de nuevos comienzos cuando piensa en el 2013. De intensidad cuando piensa en 2012. Que quiere humildad para todo lo que viene. Iván ve en A la Luz, de Hipnótica, el disco perfecto para describir su presente y encuentra en sus bandas amigas (Rayos Láser, De la Rivera, los propios Hipnótica) las revelaciones ineludibles que marcarán el presente de Elefante Diamante.
Iván, el artista inabarcable, propone una última invitación. Acepto. Desafiante los invito, porque si alzan la vista podrán encontrar esos mundos inalcanzables y –si se detienen– verán elefantes orbitando.
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