Lunática en el MALBA

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Persiguiendo obsesivamente sus alucinaciones a través del arte, Yayoi Kusama se transformó en la combinación legítima entre el minimalismo, el pop y el expresionismo abstracto. Considerada una de las artistas más interesantes del momento, «La Reina de los Lunares» desembarca y desborda en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.

Proveniente de una familia conservadora de un pueblo japonés, desde chiquita ya sufría alucinaciones y trastornos obsesivos. A los 17 años, después de robarse un libro de la pintora Georgia O’ Keefe, le envió una carta en la que le pedía que le enseñe el camino del arte, a lo que la artista norteamericana respondió que era muy difícil vivir del arte pero que le deseaba suerte.

No fue con esa suerte que a los 19 años ingresó en la Escuela Municipal de Artes y Oficios en Kyoto, experiencia que cada vez que recuerda siente ganas de vomitar (detestaba la rigidez del sistema maestro-discípulo), pero la carta la guardó, y en 1958, con 29 años llegó a New York. Ella y unos dólares cosidos al dobladillo de su vestido.

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Comía alimentos que descartaban los restaurantes y se pasaba el día en el MoMA, hasta que un día, con su salud aún más deteriorada por el frío (vivía en un humilde taller de ventanas rotas), comenzó a ver lunares por su habitación y compulsivamente comenzó a pintarlos. Primero en el lienzo, después por las paredes, los muebles y hasta en su propio cuerpo. «Buscaba borrar el mundo, y en el proceso, borrarme a mí misma«.

Persiguiendo obsesivamente sus alucinaciones, Kusama comienza a posicionarse dentro de la vanguardia Neoyorkina, imitada y copiada por artistas más reconocidos que ella, sigue adelante, se enamora de Joseph Cornell (legitimado artista ermitaño obsesionado con ordenar y agrupar objetos), y crece, se integra también al movimiento hippie, en el que participa a través de happenings artísticos nudistas que derivaban en orgías.

Yayoi sólo los dirigía, ella odiaba el sexo, aunque le haya escrito una carta a Nixon ofreciéndole «sexo vigoroso» a cambio de que retire las tropas de Vietman. Hasta ahí: Lienzos con lunares, sillón de objetos fálicos blandos, cuartos de espejos infinitos, happenings sexuales hippies.

En 1966 se instaló en un rincón abandonado del pabellón italiano en la Bienal de Venecia, Con 1500 pelotas espejadas las vendía a 2 dólares cada una: «Tu Narcisismo en venta». Pero la echaron a los días porque era «de mal gusto» vender arte así como así.
En 1968 fundó Kusama Fashion Company, en la cual diseñó celulares, realizó ilustraciones para Lancôme, y trabajó junto a Marc Jacobs en una línea de productos de Louis Vuitton, incluyendo artículos de cuero ready-to-wear, accesorios, zapatos, relojes y joyas. También fundó Kusama Orgy, un Nude Studio, pero se separó y se volvió a Japón. En Estados Unidos era tan conocida como Andy Warhol pero en Japón no la querían. La prensa la acusaba de «desgracia nacional», es que en una nación de sentimiento colectivo como Japón, el querer destacarse individualmente estaba muy mal visto. Se fue a su pueblo pero todo había cambiado y se sentía mal, así que decidió internarse en un hospital psiquiátrico (1977).

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Empezó a escribir poemas, a hacer collages, a hacer esculturas de fibra de vidrio y, en 1993, Japón le cedió por completo el pabellón nacional en la Bienal de Venecia. El resultado fue un cuarto de espejos deslumbrantes, lleno de esculturas de calabaza, y una enorme calabaza amarilla cubierta con puntos negros al aire libre. Después del evento, Yayoi pasó a ser la artista mejor cotizada del mercado. Dentro de la clínica se construyó su taller, donde sigue creando obras hasta el día de hoy, desarrollando cada vez más, aquello que nació como un punto.

«Un Polka-Dot tiene la forma del sol, que es un símbolo de la energía de todo el mundo y nuestra vida viviendo, y también la forma de la luna, que está en calma. Redondo, suave, colorida, sin sentido y sin saberlo. Los lunares convierten el movimiento, los lunares son una forma de infinito.»

En el MALBA

Fotos de Camila Quillay

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Obsesión Infinita presenta más de 100 obras realizadas entre 1950 y 2013 por la artista, incluyendo esculturas, instalaciones, pinturas, obras en papel y videos. En el marco de la exposición también se publicará el libro Proximidad del Amor con dos cuentos y una nouvelle escrita por Yayoi Kusama. La exposición, curada por Philip Larrat-Smith y Frances Morris, estará en el MALBA hasta el 16 de septiembre, cuando partirá para Rio de Janeiro.  Pero mientras tanto, en Buenos Aires…

¿Qué fue lo que más te llamó la atención de la muestra? Firefiles on the Water (instalación). Las imágenes, las luces y el espacio se disuelven y la ausencia de límites es una sensación latente. Una investigación preciosa sobre la infinidad, tan profunda que por momentos uno mismo desaparece siendo cómplice con la artista en esa búsqueda de autoborramiento. Lucía García, 28, Diseñadora gráfica.

¿Qué opinás de esta obsesión de Yayoi Kusama? Un punto es un signo que da cuenta que una oración finalizó, en Kusama los puntos no tienen fin, son infinitos, pero si tienen una finalidad. Son puntos que generan ambientes, y dan cuenta que lo infinito es posible, no solo en las alucinaciones sino en lo real del arte, nos está invitando a vivir en carne propia sus propias alucinaciones.
María Elena Rodríguez Sambade, 24, Lic. en psicología

En líneas generales, ¿qué te pareció la exposición? –
Una fiesta, magia, fue ir al Malba a jugar. Bizarro y genial. Muy atractiva la puesta en escena, se logró generar un espacio de experiencia visual. La sala de las luces es increíble, ahí si es magia pura, dan ganas de quedarse mirando esas luces de colores que van cambiando de tono, hasta que se apagan por tres segundos, y vuelven a la vida. Tengo que volver, recorrerla con otra mirada y «ver» la obra en serio.

Manuela Miranda, 24, Estudiante de Diseño Textil

Yayoi Kusama, Obsesión Infinita
 (Museo de Arte Latinoamericano en Buenos Aires – Av Figueroa Alcorta  3415, Buenos Aires)                                                  De Miércoles a Lunes ( de 12 a 20 Hs) hasta el 16 de Septiembre.
Recomendamos confirmar horario antes de partir hacia la muestra, ya que la programación actual se encuentra con frecuentes modificaciones debido a eventos privados en el Museo.

AY MAG ya te avisó.

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