Trabajos interiores: el ‘Paraíso de madera’ de Pedro Perelman

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Ahí vamos, escaleras arriba hacia la inauguración de“Paraíso de Madera”, la muestra que Pedro Perelman trajo a Kosovo Gallery, para proponer la descripción de una búsqueda. Una búsqueda de característica existencial y difícil de reconocer si no se agudiza la mirada, pero que todo ser humano ha transitado en su interior durante el transcurso de su crecimiento.

El punto de partida de esta búsqueda está en las embarcaciones encontradas en el corazón de la muestra, el punto exacto en el cual una persona deja de ser niño y se embarca hacia las aguas del mundo moderno, racional y logarítmico, dejando atrás las playas de su inocencia. Allí, el ser humano sufre en su interior las constantes tensiones por adaptar su espíritu despreocupado a las preocupaciones del mundo adulto que lo persiguen. En esos instantes, en los que parece que el hombre se ahogará en los colores oscuros de la modernidad y en sus propios miedos e inseguridades, recibe la mano de una deidad que, hospedada en su ser, lo guía en su búsqueda: el trabajo interior, representado en la muestra por el enorme Ángel del Trabajo.

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Ph. Octa Cosacov para Kosovo Gallery

En los extremos de la exposición, Perelman utiliza los lienzos a modo de ventanas para el público, donde muestra algunas de las (infinitas) posibles aristas que los procesos interiores pueden adoptar en una persona. Dentro de las más llamativas, encontramos las mutaciones geométricas que los personajes de las telas sufren en sus ojos, figurando de esta manera las distintas formas de mirar el interior. Otra forma de exteriorizar los procesos de introspección en el hombre también la encontramos en la multiplicación de los ojos; en lugar de un ojo en cada hemisferio del rostro, en la mayoría de los casos, encontramos dos. Por último, algo que tampoco puede pasar inadvertido es la sonrisa de algunos personajes o la gratitud de otros para con los obreros internos que se desempeñan en la fábrica mental; cuestiones que ajustan definitivamente al trabajo interno como un elemento liberador y benéfico para toda persona.

Cada uno de estos esfuerzos y transformaciones que la persona realiza íntimamente en su viaje introspectivo intentan resolver los dilemas existenciales que se le presentan en su maduración (¿Quién soy? ¿Con qué me identifico? ¿Qué es el bien y el mal?). Pero además estos interrogantes son fuente de angustias y deben ser resueltos para forjar una identidad semejante al paraíso, que permita sumergirse y nadar con fluidez las aguas de la modernidad. De esta manera, la última escultura del núcleo de la muestra, el pez de madera, completa la cartografía de la búsqueda interior, representando el fin, la llegada de la persona a su esencia natural, a su identidad de vívidos colores; la liberación de sus instintos más básicos para llegar a la armonía y congruencia entre el ser interior y el ser exterior.

Completo el recorrido, por más lejos que uno se vaya de la muestra, queda un característico vértigo meta-reflexivo difícil de olvidar, un shock que dispara en diferentes direcciones y nos deja preguntándonos ‘Y ahora, ¿A dónde vamos?’.

Pero la respuesta surge fácilmente: a trabajar (interiormente).

Paraíso de Madera de Pedro Perelman puede ser visitada de 15 a 21hs. en Kosovo Gallery (Rosario de Santa Fe, 986).

+ info: Kosovo Gallery || Pedro Perelman

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