Cuando Arthur Danto anunció el fin del arte, estaba proclamando, ni más ni menos, un cambio en las condiciones de producción de las artes visuales, un cambio que implicaba la (re)significación de la relación existente entre obra, artista y espectador. La muestra colectiva que puede visitarse actualmente en el Museo Genaro Pérez reúne exposiciones de los más diversos artistas, cada uno de los cuales apuesta a una manera concreta de asumir el concepto de arte. Se trata de poner en juego la cotidianeidad del espectador e interpelarlo: llevarlo por lugares inesperados y que este sea capaz de sacar sus propias conclusiones.
Ocho artistas, ocho perspectivas. Así, la propuesta de León Ferrari, ‘Los músicos’ constituye una crítica incisiva al mundo del arte, a la vez que evidencia la versatilidad de su autor en su dominio técnico. ‘La Piedra’ de Ciro del Barco es una invitación a repensar las prácticas discursivas habituales. El punto de partida es la propia percepción: un mismo objeto, distintas perspectivas, algunas distorsionadas, otras más certeras, verosímiles. En ‘Como ella es: la vida, el universo y todo lo demás’, Mariana Guagliano expone una colección de objetos que muestran su recorrido experimental por diversas técnicas a través de su propia interioridad; se trata de una vida convertida en obra de arte. Con ‘Kátharsis’, Anemites plasma la búsqueda de la belleza a través de la puesta en tensión de conceptos disímiles como romance y angustia; la idea es mostrar que nadie está exento a la experimentación de estas sensaciones. Por su parte, Ariel Martínez Archina se apropia de lo cotidiano captando hasta los más íntimos detalles de la vida misma con una técnica que abarca el óleo y la intervención de objetos. Con ‘Héroes anónimos’ Adrián Canío intenta plasmar, por medio de la expresividad de la arcilla, el abatimiento de lo desconocido y la incomodidad de la soledad. Cecilia Casenave juega en ‘Parcelas’ con la luz y la oscuridad, con lo que revela y lo que oculta: el límite de lo que puede o no suceder. José Galliano da cuenta en ‘Tiempos modernos’ de estados anímicos representados por el color.
Ocho salas y un diálogo entre diversas técnicas y distintos artistas que apuesta a repensar el concepto de arte a través de la tríada creativa que se establece entre obra de arte, artista y espectador. Un mundo en el que pareciera ser que todo está dicho y hecho es aún el mundo de lo posible.
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