Nuestras historias: Metacine Cordobés en el Club Cultural Matienzo

¿Por qué un ciclo de cine cordobés?

El centralismo nos traiciona: es difícil mirar a la Argentina desde Buenos Aires. Desde el Club Cultural Matienzo buscamos un espectador sumergido en la escena independiente, con ganas de conocer lo que pasa más allá de lo que sugieren las páginas culturales de los diarios masivos. Tender redes entre nuestra ciudad y el resto del país es también uno de nuestros objetivos, entre productores, artistas y público. Valga este ciclo de cine cordobés como puntapié inicial.

¿Qué tiene de particular el séptimo arte en Córdoba?

Si bien la variedad y el eclecticismo son el signo de los tiempos, lo cierto es que estamos acostumbrados a un tipo de cine. El cine cordobés es distinto. Tirando palabras sueltas podríamos decir frescura, honestidad, riesgo, identidad, lenguaje. Un lenguaje propio: la idea de que el cine es un conjunto de reglas arbitrarias y peligrosas que se ponen en juego cada vez que se comienza un guión, en el papel o en la cabeza.

Algunos sitúan a De caravana (2010), de Rosendo Ruiz, como los inicios de un renacer. Otros creen en una larga continuidad subterránea que, simplemente, tuvo la chance de salir a la luz. Un elemento común en todas las historias del cine local, claro está, es la tradición del cineclub. Esta escena crió cineastas, productores, actores y actrices, además de los miles de cinéfilos que se educaron en sus salas a lo largo y ancho de la provincia. Ya nadie pone en duda la calidad del cine cordobés.

En el plano nacional es cada vez más habitual su presencia en festivales (Mar del Plata, BAFICI, Concordia) y en los últimos años se han editado publicaciones con análisis del fenómeno en clave retrospectiva. A nivel internacional la legitimación llegó en los últimos años desde los grandes festivales: Berlín, Rotterdam, San Sebastián y hasta la prestigiosa sección “La Cinéfondation” de Cannes.