Este 2021 nos propone una continuidad en la apuesta de acercar diseñadores con la iniciativa del vestir consciente. Así fue como nos trasladamos virtualmente hasta Mendoza, donde conocimos a Victoria Cucchi, arquitecta de vocación y creadora de la marca CAPOTE. Hace 6 años, Victoria se embarcó en la aventura de deconstruir lo establecido para proponer alternativas desde la indumentaria. Hoy CAPOTE es reconocida a nivel nacional e internacional.
Hablemos en principio de quién es Victoria Cucchi, su formación y cómo termina volcando todo su conocimiento en el mundo de la indumentaria. “Estudié arquitectura y urbanismo en la universidad de Mendoza, pero desde chica confeccioné mi propia ropa. Invertía en telas, lanas y diferentes herramientas que fomentaban distintos oficios, desde el tejido, costura, bordado, todo inculcado por mi mamá. Caer en la moda fue un accidente. La arquitectura me facilitó herramientas de proporción, equilibrio, escala, espacialidad, todas esas visiones se me ocurrieron aplicarlas al cuerpo humano. Al principio fue experimental, pero observé que lo hacía bastante bien y con facilidad.”
¿Qué es CAPOTE? “Capote es abrigo, es la capa que cubre la primera piel, la que nos protege, de ahí la necesidad de generar prendas de algodón que proporcionan calidez en invierno y verano. Nació a partir de las primeras construcciones experimentales que surgieron. No tenía una máquina de coser propia, así que las primeras prendas las hice tejidas, completamente a mano tipo pachwork”.
Desde tus inicios hasta hoy, ¿hay algún mensaje que intentás transmitir con cada una de las prendas? “Creo que con el pasar del tiempo la marca se construyó de una forma orgánica, natural, se adaptaron los conocimientos en otro aspecto del diseño; hoy Capote como marca es un reflejo de mí misma, no de cómo soy sino en cómo pienso. Libertad al vestir, funcionalidad, necesidad de expresión, comodidad, adaptabilidad, sensibilidad, dinamismo, compromiso… El mensaje en cada prenda es poder dejarnos sorprender, una prenda un montón de talles”.
Cuando pensás en un diseño, ¿con qué conectás? “Me inspiro en la vida diaria, el día a día, el salir a la calle, la gente, la naturaleza, los colores, los olores, la tristeza, la felicidad, la música, las películas. En cada trabajo hay un imaginario nuevo.”
Haciendo foco en la tipología de las prendas, ¿tenés alguna moldería patrón o es un armado más libre? “Respecto a la moldería, comencé a sustentabilizar el armado de los moldes, las prendas giran alrededor de una moldería que voy modificando sistemáticamente. En la elección de nuevas líneas que voy trazando, genero dos prendas a través de la división de la mono prenda. Los anchos y patrones se adaptan a los anchos de las telas, por eso corto en mi taller todas las prendas para evitar desperdicios. A medida que pasa el tiempo voy puliendo los detalles, le pongo mucha atención a la funcionalidad. La producción de las prendas es cortada y diagramada de forma artesanal en taller propio, incorporando material existente y luego confeccionado por alguna de las mujeres que trabaja desde su casa. Trabajo bajo los conceptos de slow fashion”.
¿Seguís alguna tendencia en cuanto a la moda, o te interesa que sea más funcional y adaptable a todo tipo de escenario? “Confecciono prendas atemporales y sin talles. Genero la funcionalidad de la prenda con agregados de bolsillos, mientras más bolsillos mejor. Son prendas confortables, si hace frío que abrigue y si hace calor facilitar que nuestra piel respire. Son versátiles, para todo andar o para salir. La misma prenda la podés usar de noche o de día, hombres y mujeres y de cualquier talle, solo varío en los largos para darle escala. Geográficamente vivo en Mendoza, Argentina, donde tenemos temperaturas extremas: en verano hace mucho calor y en invierno mucho frío. Armo colecciones pequeñas para cubrir esa amplitud térmica. Con el correr del tiempo descarté el uso de sintéticos, sólo utilizo textiles de algodón”.
¿Cuál es la premisa en cuanto a los materiales a elegís? “Todavía no llego a producir con algodones sustentables. Principalmente lo que hago son prendas de algodón para proteger nuestra piel. En lo que sí pongo mucho hincapié es en cómo voy a consumir la tela. Adapto la moldería al ancho del textil para no tener desperdicios”.
Y siguiendo con el impacto ambiental, ¿es importante como marca pararse en este punto? “Como Capote fue una formación para mí, a medida que me fui informando y tuve consciencia de todo lo que implicaba una marca, fui incorporando sostenibilidad, porque creo que todos los emprendimientos, empresas o negocios debemos ser sostenibles. En las etiquetas no uso papel ni impresiones, son todas hechas de la misma tela, estampadas con sellos, muy artesanal. Las bolsas de envíos son de tela biocompostables, se las compro a una marca que hace bolsas de almidón de maíz que en 180 días desaparece. Todo eso se fue incorporando de a poco, naturalmente, de forma consciente. Lo primero que me hizo ruido fue que cada vez que generaba una colección, mi moldería cambiaba rotundamente. Eso lo eliminé, juego a que el producto sea casi el mismo, pero visualmente es uno nuevo. La mono prenda la saco en todas mis ediciones. Trabajo con forma de entalles manuales diferentes, los bolsillos los rediseño, le cambio la prendidura, el cuello, readapto cada prenda, pero la moldería es la misma”.
“Trazar la moldería con consciencia hace que el desperdicio textil sea casi nulo. Fueron premisas que fui incorporando naturalmente, como en casa tengo mi huerta, compost y separo mi basura”.
¿Quiénes forman Capote? “Por el momento solo soy yo. Trabajo en costura con mujeres en sus casas, dependiendo la producción. Trabajamos bajo condiciones de precio justo, ellas ponen el precio de su trabajo. Hago todo lo necesario en el taller. Por el momento preparo todo hasta antes de la confección, y luego al entregarla, plancho, corto hilos, abro ojales, coloco etiquetas, estampó marca. Son prendas artesanalmente armadas, generalmente todas tienen un alma que las identifica”.
¿Considerás que en Argentina hay más conciencia del consumidor al incorporar prendas de diseño que además tengan el sello de la sustentabilidad? “En el último año desde la pandemia fue un punto de quiebre. En Mendoza no hay formación en el tema, por el lado de la consciencia como marca siempre se vio más desde afuera, más en otras provincias que dentro de la propia. Últimamente eso ha cambiado un poco. La mayoría compra porque le gusta lo que le estás mostrando, después se involucra en el discurso de la marca y se termina de convencer. Creo que la situación actual del mundo, ese interés lo ha acelerado y por ese lado es fantástico”.
¿La gente tiene temor a “ser raro” por usar prendas que son conceptualmente diferentes? “Sí! Muchas veces me pasó. Yo ya tengo frases o dichos, lo ven colgado y me dicen: “No, eso no es para mí”, y yo: “Mm te puede llegar a sorprender”. Porque son prendas que mutan en el cuerpo, o es solo una cuestión de actitud. La prenda habla, y es muy hermoso cuando acceden y se convencen que sí pueden usarla. Ahora estoy por encarar una seguidilla de imágenes hechas con gente común -como cualquier transeúnte, amigos arquitectos, la mamá de una amiga de mi hija, hermanas, la cajera de un súper, la señora de la esquina- para mostrar la inclusión de una prenda, que todos pueden usarla, como forma de mi discurso”.
¿Por qué crees que el consumidor elige una prenda Capote? “Porque son versátiles, cómodas, cumplen funciones, cobijan, contienen, expresan algo. Estoy convencida de que mis prendas hablan, siempre dicen algo. Tengo comentarios de la gente que me consume, cada vez que me pongo un capote me preguntan de quién es, hasta a mí misma me pasa. No te digo el 100%, pero el 90% de mi ropa es Capote y amo recibir halagos de mi trabajo. Es una prenda que invita a que la mires, genera diálogo con el entorno y se la puede poner cualquiera”.
¿Dónde podemos encontrar la marca? “Estoy armando la página online, pero por el momento en Instagram @capote.ind, y en Mendoza estoy en Chacras de Coria (Viamonte 4961 en Chacras de Coria, Luján de Cuyo) un pueblo muy hermoso donde vivo, tengo mi taller, showroom, y en donde produzco rodeada de árboles.
Capote es una marca que logró en su búsqueda una perspectiva distinta sobre la filosofía de las prendas, proponiendo nuevas morfologías y un diseño que se renueva pero tiene un molde original. Invita a dejar prejuicios de lado, a usarla un sinfín de veces, a caminarla y a emitir un mensaje, como éste que nos deja al final su creadora : “La ropa no es sólo ropa. Las prendas comunican, tienen un contenido y un diálogo con la sociedad. Nos presentan como personas distintas”.