Por Pita Fernández
La epistemología del Barbero y su figura se remonta a miles de años: las técnicas y las metodologías utilizadas por los egipcios, los griegos y el Imperio Romano ha sido un conocimiento humano transferido en generaciones y de clásicas concepciones que se mantuvieron casi como dinastías a lo largo de siglos.
En los tiempos reinados por el hipster urbano, sujeto que no reconoce su temperamento en las vestiduras, las barberías han recobrado su espíritu de antaño. José María Lasa es un visionario de los tiempos que transgreden a las modas y congela el oficio de aquel barbero surgido por estética de los reyes en la Edad Antigua y la europeización de los cortes en el siglo XX. El inventor de la Barbería Manchester, inicia un proceso de transformación en la ciudad quebrantando lo tradicional con lo clásico a través de la figura contemporánea del hombre.
¿Cómo surgió la idea de Barbería? “El tema de la Barbería me nace de la inquietud de cómo se generaba en Europa y de una movida en el mundo. Comienza con las ganas de hacer un lugar para hombres que puedan ir, sentirse cómodo y tomarse un cocktail. Normalmente al hombre y al niño en la peluquería convencional lo despachan, como una moneda corriente que se la sacan de encima muy rápido”.
¿Cuánto hay de la técnica del oficio y de la mirada del barbero? “Es un cincuenta y un cincuenta, y tratar de dejar un cien en cada laburo. Es decir, la técnica tiene que estar y la bajada de línea es que sea un laburo de excelencia, que sea lo más preciso posible desde el corte de pelo hasta la barba. Eso es lo que nos hace marcar la diferencia, lo que nos va a dar un crecimiento más paulatino. El concepto de la barbería es hacerlo con tiempo. Uno normalmente cuando se afeita en su casa, de las cinco track que tiene a mano, es ver cuál está mejor. En la barbería lo que tratamos de hacer es por supuesto trabajar con filos nuevos, descartables, que se vea esa diferencia de afeitarse en su casa con poco tiempo. Uno trata de profesionalizar constantemente el oficio ya que no se estudia muchos años acá como en Europa, que son cinco años. A diferencia nuestra que es se estudia como mucho un año y luego la práctica. Somos más autodidacta los barberos sudamericanos”.
¿Qué observaste en los viajes que hiciste para conocer Barberías? “Los viajes los hice en post de poner la Barbería. Fui a Buenos Aires porque su nivel es diferente en todo y en la barbería es una presencia importante: hay barberías que tienen más de 20 años. Se trata un poco de tomar referencias de lugares que han tenido la experiencia de posicionarse en el mercado y laburar de la forma que laburan. Después estuve en Chile y hablé con muchos barberos chilenos inclusive dueños de las barberías donde su padre era barbero, vienen del oficio de muchos años. Vi como laburaban, si usaban navajas de lomo, que por ahí es interesante usar con esterilizador navajas que tienen casi cien años. Además me decían que esto recién estaba empezando y allá está lleno de barberías. Y acá está muy nuevo todo. Por ahí, no está bueno que seamos tan poquitos, sino que seamos un montón de barberías y eso nos subiría el nivel a todos”.
Las barbas están de tendencia en este momento, pero el oficio del barbero proviene de hace tres mil quinientos años, según la historia. Pero, ¿qué sucederá cuando pasen de moda? “La barbería está totalmente relacionado con la moda. Pero en realidad, si uno se pone a ver, los faraones egipcios pensaban en usar barbas, se ponían apliques de oro e inclusive se afeitaban con piedras. Es muy interesante eso, porque empezaban a usar filos o herramientas de corte y estamos hablando de cuatrocientos años antes de Cristo. Entonces pensarlo, el oficio viene de hace muchos años. Según mi información, estuvo siempre la barba presente a lo largo de la historia ya sea en artistas, cinematógrafos, Shakespeare, Da Vinci.
En el único siglo que no se usó la barba fue en el siglo XVII. En Europa hubo una tendencia de no usar barba, inclusive en toda Rusia. Pero siempre estuvo presente la barba. Si es cierto que con el nacimiento de nuevas tecnologías, de la vorágine de la inmediatez, de la velocidad y la rapidez, fueron desapareciendo las barberías y eso fue a mediados de siglo XX. Hizo que se extingan y nazcan las peluquerias unisex. Después se vuelven a retomar como una moda en el mundo, porque es un estilo que vuelve a resurgir usar barbas tupidas. En los noventas con el metro sexual, nace el hombre que quiere verse desprolijo, pero va al gimnasio, usa elementos de estética, como una mujer. Un hombre mucho más cuidado. Si un hombre se deja barba, tiene la necesidad de que alguien se la arregle”.
La estética, la mayoría de las veces se relaciona con el buen gusto, pero también la podemos pensar como algo relativo. ¿Qúe te dice ese término en tu oficio? “Me parece que tiene que ver con que algo se vea bien, se vea lindo. Yo por ahí soy bastante obsesivo con el orden, nos gusta que sea vea constantemente bien el lugar, que se vea pulcro y ese es un laburo que los barberos tratamos de hacer. La estética está desde el momento cero: desde que uno entra y ve como es la barbería. En el caso nuestro es una línea de trabajo que tiene que ver con la estética.
También se trata de una renovación de la peluquería masculina que se va más a la barbería por un tema de moda. Pero desde mi punto de vista son distintas barberías: por ahí hay barberías más clásicas, barberías más del estilo inglés y hay barberías que son con más estilo centroamericano. Nosotros en Manchester, nos dedicamos a un corte clásico, una barba bien clásica. Tenemos un estilo bastante europeo y eso es lo que nos diferencia un poquito del resto. Tratamos de mantener esa identidad bien clásica y de no corromper con ciertas cosas, conservar la esencia”.
Una palabra que defina ir a la barbería: confort.
Un hombre con barba es: un simbolismo de la masculinidad.
Una frase popular: las estrellas están en el cielo.
Manchester: Algo que me gusta.
Un cocktail: Negroni.
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