Maletines y mocasines se reflejan en el vidrio de los edificios de lujo, chancletas y bolsas de súper cruzan una senda peatonal, mientras que guardapolvos llenos de pines se apoyan en el poste de cualquier parada. Mochilas de Hello Kitty cruzan la calle de la mano de algún adulto, pelos de todas las formas y colores son la expresión de una cultura que toma características de otras, pero que adopta su propia identidad.
[slideshow id=641]
Caps, sombrero de pescador, de paja, de policía, gorras de lana, algunas vinchas, lentes de sol vintage, anteojos de leer, pupilens, ojotas, zapatillas, zapatos y plataformas transitan en un vaivén peatonal.
Entre tanto, colectivos reposan dos minutos en la parada, multitudes apretadas suben y bajan por las garras de sus puertas corredizas. El movimiento permite descubrir las medianeras y puentes grafiteados que liberan la tensión de la ciudad. Y cuando el tiempo se detiene, aparecen bicis de distintos sabores, patinetas vibrantes, autos y los miles de cuentos que transcurren en el interior de un taxi.
En los contrastes, semejanzas, diferencias y repeticiones conviven tantas historias como habitantes hay. Y entre las plataformas que caminan por la vereda estoy yo, adornada de accesorios, piezas de arte o meros fetiches que hacen a la expresión de mi propio lenguaje. Aquí, mis elegidos que reflejan mi esnobismo de principiante.
[nggallery id=641]
Mirá más en: https://agustinable.tumblr.com/
Leave a Reply