Cantar es la gimnasia mejor

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Otro miércoles de ovejas en la ciudad. El ciclo Rock Me Black Sheep viene marcando un pulso en la ciudad, que de a poco se transforma en habitual: cortar la semana, subir las escaleras, ver a los amigos, hidratarse y escuchar música en vivo.

Cada cosa comienza por el principio. Y así, los años. Primero de enero dio inicio a la noche y la batería se transformó en la protagonista del lugar.  Ellos son los Telescopios: Rodrigo Molina (Voz, bajo y programación), Nicolás Moroni (Guitarras acústicas, teclados y coros), Bernardo Ferrón (Guitarras eléctricas, programación y FX) y Alberto Cucho Ortiz (batería). Desde 2013 con Ruido, su primer trabajo, estos muchachos vienen demostrando que traen un mensaje que vale la pena oír. Mientras cada acorde llena los rincones de música, llega eso que todos anhelamos en la vida, nuestro norte utópico: La Gran Quimera. Sonidos taciturnos que nos atraviesan y nos hacen sentir, en pleno, este presente, este miércoles y este lugar. A través de las canciones, surge una diferencia sensible pero fundamental: una de las guitarras se transforma alternadamente en teclados y sintes de la mano de Nico Moroni. Quizás en una apuesta por virar hacia costados más psicodélicos, los Telescopios suavizan sus vibraciones, se distancian de lo experimental y caminan hacia la consolidación de su estilo musical. Llega el corte difusión de Verbo, su primer EP, que ya cumplió un año de vida: Rambo viene potente, oscura, lisérgica. Combativa. Así y luego de la intensa Alguien algo, llega la novedad: Gimnasia.  La mágica fusión de sus cuerdas y la sólida puesta en escena nos dicen que cantar es la gimnasia mejor.  A través de su lente, los Telescopios nos hacen ver todo un poco de más cerca: realidades, colores y texturas bajo la lupa.

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Ph: Dama Acosta

Baja la pantalla que anuncia el interludio y el centro de la escena vuelve a ser esa charla de mitad de semana y ese vaso que transpira entre las manos. El telón ocasional se enrolla nuevamente y se reabren las tablas: Sir Hope en el escenario. Los chicos: Germán Reccitelli (voz y guitarra), Santiago Lanfri (guitarra), Alan Giralda (batería) y Rubén Mendiolaza (bajo). El vigor de una fibra más rockera, se hibrida con una voz de falsetes y dulzura. Comienza con Las Partes de Tí, tema inicial de su disco debut Soltar para Amar, ese que dice que olvidemos las cosas que duelen. Continua A la distancia que nos tiñe de melancolía mientras el escenario se ilumina de rojo. Continúa La sensación: la pegadiza, la vibrante y la que todos corean aquí, en la pecera en altura de Black Sheep. Un contundente inicio instrumental abre Las Flores del Sol, la canción que fue un puente entre su primer trabajo, más experimental y el disco. Un pequeño recorte de naturaleza que viene a decir una verdad: amar no es poseer. Ahora tiene espíritu fotográfico: imágenes, escenas, momentos. Sigue  Campos de Francia, con espíritu de viajes y alma de balada.  Suenan más sonidos y Sir Hope se va despidiendo, confirmándonos que el amor como tema fundante del arte de la música, jamás pasa de moda.

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Ph: Dama Acosta

Los miércoles a veces sorprenden. Un Rock Me que se transformó en una declaración de principios sentimentales y en una reunión de artistas. Una comunión de historias personales y colectivas. Una fiesta de saberes. Soltar para amar. Porque cantar es la gimnasia mejor.

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