Día dos #CR14: lluvia de sonidos

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Lluvia y barro, entonces capa y botas de goma, el equipo imprescindible para sobrevivir (en serio eh!). Pero hablar de la lluvia, de nuevo, es como repetir obviedades, así que a lo que importa.

Son las 17 y el puente que comunica el afuera con el adentro explota de gente. Sobre el principal terminaba de tocar Jauría, el temático dedicado al heavy, era un festival aparte con el total black como ‘leitmotiv’ y en el domo naranja Pilotos destilaba su organicidad musical, mezcla de un rock bien Stone (ese de la vieja escuela) y algunos elementos indie (ese de la nueva escuela).

El horario indicaba que ya era hora de que los Intrépidos Navegantes subieran a escena, pero el horario estaba un poquito demorado y al final esa demora ayudó a la cobertura de varias bandas en diversos escenarios (ya dije que el predio tiene unas 9 cuadras de largo? Y mencioné el temita del barro? OK). La banda, parte del sello Geiser aportó su buena cuota de pop/rock ‘soft’, dejando una simpática energía en el aire y cautivando a las personas que se agolpaban para escapar de la lluvia (en garúa nivel 12), mientras los más atrevidos se animaron al principal dejándose hipnotizar por la potencia de Eruca Sativa.

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Un intermezzo y por coincidencia o realismo-mágico meteorológico, los Carajo fueron pura contundencia arriba del principal. Mezcla de clásicos y mezcla de temas nuevos, el suyo fue uno de los set’s más afinados de este escenario (sino el único). Una consigna de Corbata para abrazar: ‘los verdaderos ricos, somos los que estamos llenos por dentro’.

Seguidito en tiempo y espacio, Catupecu Machu presentó un show caliente y bien arriba: Y lo que quiero […]; Plan B, Metrópolis nueva, Magia Veneno, Hechizo… Una atrás de la otra. Las dos perlitas de la banda llegaron primero en el intermedio de Perfectos Cromosomas, cuando Fernando Ruiz Díaz entonó Es todo lo que tengo y es todo lo que hay (Lisandro Aristimuño) y el segundo cuando en medio de Dale! sonó Hey Ho, let’s go! (The Ramones). Para el final del set Eruca Sativa se hizo presente, terminando todo el predio a 77 centímetros del piso.

El escenario en negro. Las pantallas muestran incesantes publicidades y la demora empieza a generar cantitos y preguntas: ¡¿por qué se demoran tanto?! La espera se sentía y es que Calle 13 venía con 45 minutos de retraso.

Aprovechando la demora del principal y el retraso con que venía el domo, Indios recién subía a escena. La banda fue lo más pop en un día plagado de remeras negras y cuando empezó el set tocando Jullie, hubo varias caras atónitas y deserciones. Su espíritu babasónico afluyó en Chicos, el último tema que sonó de ellos antes de que Calle 13 pisara el principal.

Una introducción/aclaración antes que nada: los puertorriqueños venían de Buenos Aires, donde la noche anterior habían estado presentándose en el Estadio de Ferro en el marco de la gira de presentación de su último disco. Las caras de cansancio eran evidentes sobre todo en Residente y Visitante, Ileana Cabra Joglar estaba afónica y la energía habitual de sus conciertos estaba por el piso. Fiesta de locos, Baile de los pobres, El aguante (del nuevo disco), No hay nadie como tú, La cumbia de los aburridos, Multi_Viral (del nuevo disco), Calma Pueblo, Vamo’ a portarnos mal… un setlist bien arriba pero sin energía. Igual no faltaron el perreo, ni los cantitos tipo ‘el que no salta es un inglés’ (después que sonó Latinoamérica).

Pasó el día dos. No nos hundimos en las arenas movedizas del predio. Vamos con cero caídas a favor nuestro en una incontable cantidad de corridas (es un buen plan de ejercicio físico el Cosquín). Mañana el carnaval termina. Hoy nos vamos más que felices con los intermezzos.

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