BOWIE: Sólo un mortal con el potencial de un superhombre

Home Música BOWIE: Sólo un mortal con el potencial de un superhombre

A los 69 años, David Bowie se dio y nos dio el lujo de editar uno de los discos más hermosos e innovadores de su carrera. Estimulante, lleno de vitalidad, exquisito en cada detalle, sombrío y misterioso. La lista de adjetivos podría extenderse mucho más. Lo cierto es que, lejos de la repetición y el síndrome del piloto automático, Bowie eligió salirse de sus varias zonas de confort y dio vida a un trabajo sorpresivo para muchos y ante todo inspirador. Una obra musical, conceptual y personal que podría ser el cierre perfecto de un hipotético curso que tratara de indagar sobre las posibilidades de la producción artística en el marco de la cultura pop. Tan cerca de la vanguardia como del corazón de los fanáticos de la canción. Y con el sello particular del gran artista del cambio y la exploración infinita.

Dos días después de la publicación del álbum, que ofició de regalo compartido por su cumpleaños, el Duque Blanco falleció en su casa, rodeado de su familia y alejado completamente de la dinámica de esta era de la sobreinformación. Se supo que había batallado contra un cáncer durante los últimos 18 meses y Tony Visconti, su socio creativo y vocero personal, confirmó que Blackstar fue la forma que eligió Bowie para despedirse de sus seres queridos, de su público, del mundo y de la música como forma de vida. Sin dudas, un gesto que resume la pasión y la visión de uno de los nombres más importantes en la historia del arte contemporáneo. Uno de los hombres que más ha hecho por la felicidad, el goce y la creatividad de millones de personas durante más de 50 años.

Que el azar y la providencia hayan permitido que Bowie publicara su último disco antes de partir hacia el infinito no es algo menor. Aún como un hecho fortuito y fácilmente explicable desde la teoría médica, la coincidencia no deja de llamar la atención y, también, ayuda a suplir el dolor de la pérdida con una sonrisa cómplice. En un mundo atrofiado, devastado por el consumo irrestricto y la manipulación de las grandes corporaciones, Bowie se despide con una música que recién sale a la luz y todavía tiene mucho por recorrer y conquistar. Podrán venir rescates emotivos de todo tipo y habrá muchos que preferirán recordarlo con algunas de sus obras maestras de otros tiempos. Pero Bowie, viejo zorro, ofrece la posibilidad de seguir descubriendo, de seguir preguntándonos sobre nosotros mismos y de, una vez más, cuestionar el status quo (artístico y social) que habitamos.

Que una despedida tenga la convicción de que siempre se puede ir por más es una de las mejores conclusiones que deja una obra tan maravillosa como desafiante, vivida y sentida hasta el instante final. Un punto de partida inmejorable para llegar a esa estrella que está esperando encontrarse con su hijo predilecto. Y una gran forma de recordar que David Bowie seguirá estando en cada nuevo estímulo y cada nueva sensación.

Prohibido estancarse, prohibido aburrirse, prohibido quedarnos quietos. El Duque siempre estará a mano para alentarnos a construir desde la imaginación y el imprevisto.

bowie david

Leave a Reply

Your email address will not be published.