La Celebración de la música y los cuerpos: 5 años de Ringo Discos

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Paredes pintadas en flúo. Metegol. Música onírica que nunca te deja solo. Belle Epoque es la casa de la noche. Porque se siente así, como en casa: cómoda y amigable. Esta vez la cita era una fiesta: La Celebración, organizada por Ringo Discos, fue un verdadero banquete musical.

Si afuera hacía frio, nadie se acordó. Si al otro día había que levantarse temprano, a nadie le importó. Cuando la que invita es la música, vivimos el día a día.

 La Celebración comenzó con las notas de Venus de Milo, que abrieron el escenario con seducción y actitud dignas de algún dios mitológico. Estética y sonoridad conjugadas para que el viento se transforme en olas de placer, hacían que la gente empiece a moverse y a liberarse de sacos y pañuelos. El calor de quién se siente interpelado por una mirada directa, una nota al centro de los ojos. Sinestesia.

Afuera las nubes se agremiaban, el cielo era una fusión de humo y aliento. Adentro, como no podía ser de otra forma, temblaba la Belle con Hijo de la Tormenta. El rock en su máxima expresión atropellaba y acariciaba, sacudía y besaba en un show único, tan lleno de energía que el cuerpo se movía solo. Las paredes también. En una tormenta de sensaciones.

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Ph: Fede Kenis para Ringo Discos

Los cuerpos en la pista ya eran uno solo cuando salió al rodeo Un Día Perfecto para el Pez Banana. Con su inigualable carisma, el espectáculo que dieron hipnotizó a los presentes. Desde el público coreaban sus canciones, bailaban, gritaban y vitoreaban el despliegue de su frontgirl. Sorprendieron con un cover de Spinetta: Niño Condenado, al mejor estilo pez banana.

Ya bien entrada la madrugada, cuando no se sabía la hora que era y cerrando esta Celebración de música, llegaron los tan esperados Francisca y los Exploradores. Con un look que obligaba a los presentes  a mantener la vista en ellos, una pistola de juguete láser y una pandereta con luces de colores, llenaron la Taberna de surrealismo.Jugando con sonidos, experimentos en vivo, burbujas hechas acordes. Todo fluye bien en Francisca: Siempre nos encontramos en sus letras y en sus melodías, y ese viernes no fue la excepción.

Una celebración, un ritual, una taberna. Ellos, ustedes. La noche y la música.

Sean eternos los cuerpos juntos. Sean infinitas las canciones que unen. Sean magia las noches en que celebramos tanto la vida.

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