Ey Personal Fest 2012

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El 1 de Diciembre, llegamos con la twittera Vir Maina a G.E.B.A, más cerca de las 19 hs., y lo primero que notamos fue un sobre-bombardeo de merchandising, panfletos, invitaciones a jugar en la play, demostrar tus destrezas arriba de una tabla de surf o acostarte en un sillón masajeador. Esa entrada fue fuerte. Pero a lo comercializado del evento se le sumó, a la hora de escuchar y ver las bandas, la cercanía de los escenarios y el inevitable choque de melodías.

Por ejemplo, cuando en el escenario principal fue el turno de The Cribs, los equipos estaban tan al palo para tapar la música que llegaba de los escenarios 3 y 4, que su música aturdió y a mí particularmente no me gustó para nada. De hecho, la música de The Cribs sonó mal, muy desprolija, y saturada. Y ni hablar del sin sentido de al final romper los instrumentos: una actitud que ya no sorprende, es exagerada y, a decir verdad, no les quedó bien lograda. Su música y su estética, parecieron más una pose, una impostura más cercana a querer gustar que a algo verdadero y natural, lo que quedó claramente demostrado cuando subieron al escenario mientras de fondo sonaba God Gave Rock & Roll To you… innecesario.

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Culpa de llegar tarde (culpa enteramente nuestra) nos perdimos las notables presencias de bandas que la rompen en el circuito under: Indios, Hipnótica, Francisca y los Exploradores e Intrépidos Navegantes también estuvieron en el fest y, según me dijeron, hicieron explotar los escenarios 3 y 4.

Divine Fits, en cambio, me pareció una banda de la que poco se habló y que le voló la peluca a más de uno. Ellos se presentaban como la gran comunión soñada entre Britt Daniel de Spoon y Dan Boeckner de Wolf Paradey al final alcanzó ciertos estándares bastante elogiables: sonaron prolijos gracias a la conjunción de una voz bien áspera, casi de blues, con una melodía que destilaba un punk más cercano a un estridente rock. Una excelente presentación en sociedad.

Natalia Lafourcade por su parte mostró una inmensa maduración musical. Después de varios años de no actuar en Argentina, demostró no ser más esa chica tímida que antes le cantaba a su reflejo adolescente. Cautivó arriba del escenario con ritmos carnavaleros, cercanos al folklore, divertidos, descontracturados y que acompañaron la tenue caída del sol. Para su hermosa y madura voz y su impecable total look en negro, vaya un 10.

The Virgins subió al escenario cuando ya era tardecito y todo invitaba a tomar una muy refrescante cervecita. Con su funk-soul-rock (o algo que se ubica en ese cruce), no dejaron a nadie sin mover aunque sea el pie al ritmo de la música. ¿Y qué importa el pasado de Donald Cumming como modelo? Su parada arriba del escenario fue honesta y muy real, y sí hubo chicas que se confundieron pensando que estaban en un recital de Axel y le gritaron, pero también lo hicieron con los hermanos Followill.

Lo de Babasónicos fue dedicado a sus fanáticos. Montaron un show donde la (hidden) sexiness de Dárgelos tomó escena y de su mano sonaron temones, clásicos de la banda que todos conocemos y podemos aunque sea corear: ¿Y qué?, Pendejo, Fiesta Popular, Sin mi Diablo… El resultado: La gente vibró al ritmo de Dárgelos y compañía.

Cuando los Kings of Leon subieron al escenario apenas pasaditas las 23.30 hs., el predio entero se apuró a agolparse frente al escenario principal y se dejó conmover por la montaña rusa en la que los Kings se subieron. Una lista de más de 20 temas y el acelerador apretado justo en el momento correcto. El rock de los hermanos y primos Followill, mantiene aún esa reminiscencia country que tan especiales y únicos los hace. Arriba del escenario, superaron la fama popera lograda con canciones como Sex on Fire o Use Somebody y dejaron en claro que lo suyo es subirse a tocar. La conjunción de elementos como la áspera voz de Caleb, la estruendosa y más que potente batería de Nathan y una perfecta sincronización de sentidos adentro de la banda, es la clave para su éxito. Dieron un recitalazo, coreado y pogueado por más de 20 mil personas.

El Personal Fest pasó e iluminó la escena internacional con algunos descubrimientos. Para la organización sólo un pedido: menos merchandising, un predio más grande para mejorar el sonido y la presencia de las bandas locales en los escenarios principales. Eso de mandarlos al exilio ya no existe.

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