MIXTO, de Hipnótica

por Jopi Heinz

Fabián Casas escribió una vez que las grandes películas son aquellas que soportan sin problemas el spoiler. La idea tiene tanta fuerza que es tentador usarla para hablar de un disco, aunque ya sepamos que la música y el cine son dos planetas con sus propias leyes de gravedad. Pero así como una película no es sólo su argumento o su escena final, un disco no puede quedar reducido a su sonido. Su poder radica en la forma en que trasciende su época. En otras palabras, un disco funciona cuando nos damos cuenta solos de que lo vamos a escuchar por mucho tiempo, sin necesidad de que nadie nos explique nada.

Ya el título MIXTO es un gran spoiler: para este álbum, Hipnótica decidió experimentar con géneros que van del folklore hasta el urban, de la tierra húmeda al asfalto y los edificios plateados, y en todos los casos, en cada una de las 9 canciones, el resultado es fascinante por su riesgo, por las composiciones y la instrumentación, por las letras, siempre con el objetivo de seguir siendo Hipnótica, de mantener intacta la matriz melódica, de no ceder a la tentación de meter alguna maquinita que seduzca al algoritmo de Tik Tok.

Otro spoiler: la última frase del disco es un mantra que repite “Uno aprende, el tiempo nunca para/ Y uno nunca para de entender”. Ubicada allí, en los segundos finales, es difícil no vincular esa máxima zen con el propio camino recorrido por Nahuel Barbero y Hernán Ortiz. Todo el disco parece atravesado por la incertidumbre, pero es una falta de certezas cargada de optimismo, como si la pandemia (buena parte del álbum se hizo “a la distancia” a partir del confinamiento) nos diera la oportunidad de volvernos mejores. Sabemos que no es tan fácil, pero qué mejor que la música para volver a creerlo.

MIXTO empieza con “Domingo”, una canción impulsada por un ritmo de chacarera y sintetizadores que remite tanto al Cerati de Siempre es hoy como al dúo Orozco-Barrientos. Dura apenas cuatro minutos, pero es tan bella que deja en el aire la sensación de que, si se lo propusiera, Hipnótica podría ser un dúo de folklore tan auténtico como cualquier otro.

Y esa aventura, la de meterse en terrenos que vistos de lejos podrían resultar ajenos a la historia de la banda, se repite en otros momentos del disco, como “Humedad”, “Potrerillo” o “KMKZ”. Cada una de estas canciones suena natural, con estilo, sin forzar ningún elemento. El resto de las canciones profundizan su marca de agua, ese pop sofisticado y elegante que les ha hecho ganar el mote de ser “una banda con la canción como corazón de la obra”.

Es válido decir que MIXTO es el mejor disco de Hipnótica a la fecha, pero también nos quedaríamos cortos. Con este trabajo, deja flotando más que nunca la idea de que no tiene techo, de que es un grupo en estado de permanente madurez, de que su próximo disco va a dejar la vara aún más alta. En definitiva, de que mañana es mejor.