Lo que pasa siempre al caminar por el Abasto cordobés, es eso de detectar la confluencia de estéticas que cambian abruptamente cuando cruzás de una vereda a la otra. Esa noche por Abasto 44 nos hicimos lugar entre adolescentes punk(ies) de medias rasgadas y cabellos azules, el puesto de “Habemus Choris” que despedía humo blanco,...
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