por Fabián Clementi Cuando regresaba a casa después de perder algún partido que “no debía perder”, deseaba que ese colectivo que compartía con mis compañeros de campeonato no frenase nunca, y nos quedásemos jugando a las cartas bajo esa luz brillante que se enciende sobre los asientos de los micros. Siempre fui un tipo introvertido...
Entrada