Decimoquinta edición BAFICI

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Te acomodás en tu butaca mientras sigue entrando gente, repasás la sinopsis, tratás de recordar qué películas viste del director. Las luces se apagan y comienza la película, propaganda de por medio. Hasta ahí parece una ida al cine como cualquier otra, pero… ¿y si cuando termina el film el director entra a la sala a debatir? ¿Y si en el día es la cuarta vez que te sentás frente a la pantalla grande? ¿Y si al caminar por la zona cada charla que pescás hace referencia al séptimo arte?

En BAFICI el cine se respira y te inunda, sin dejar lugar para ninguna otra cosa que lo que pasa en sus películas, o, mejor dicho, abriendo cientos de lugares para sumergirse en mundos inimaginables y conocer personajes que te llevan del llanto a la risa en un par de fotogramas.

El festival de cine independiente más grande de América Latina celebró a lo grande sus 15 años, y AY MAG estuvo ahí para compartirlo.

Fotos de Camila Quillay
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Este año, la sede central se mudó a Recoleta, donde el Centro Cultural servía de punto de encuentro y los Village acogían la mayor parte de las funciones. Entre ambos lugares, dos cuadras llenas de magia, donde transitaban directores emergentes y consagrados de todo el mundo, periodistas, estudiantes, jubilados, familias, turistas. Lo cierto es que en BAFICI sería imposible no encontrar un film que te emocione y te vuele la cabeza. Con más de 400 películas en exhibición, cada uno elige a dónde transportarse. Documentales, dramas, comedias, largometrajes recién cocinados y retrospectivas de hace tiempo. Todas con una característica en común: independientes. Hechas a pulmón, con esfuerzo y pasión. Cineastas y espectadores rompiendo barreras, celebrando y compartiendo el amor por el cine, creando y recreando sensaciones puras y auténticas.

El BAFICI te sacude y te renueva. Eso que el cine tan bien sabe hacer. Merecen una mención especial los Q&A luego de cada función, que permiten compartir interpretaciones y enriquecer la experiencia cinematográfica. También las mesas especiales que reunieron a figuras de la talla de Adolfo Aristarain y la crítica Stephanie Zacharek, y las actividades en el Planetario, que se escapan por completo de lo cotidiano para llevarte a vivir una experiencia única y multisensorial.

“BAFICI es ese lugar al que siempre se vuelve”, anuncia el spot al inicio de cada función. Y ojalá que así sea. Porque, a pesar de haber visto tres o cuatro  películas por día, el festival no cansa, sino que da ganas de más: de ver cine, escuchar historias y debatir.

¡Felices quince para el movimiento!

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