Bailen con ellas: CocoRosie en Córdoba

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Cuando la barrera idiomática se atraviesa con el baile, la música trasciende a otra esfera donde el lenguaje se convierte en un código universal sin traducciones. CocoRosie llegó a la ciudad en un mes lleno de shows internacionales y supo marcar su pisada. Es viernes, estamos en la puerta de un fin de semana largo, somos primavera y las energías son más felices. En Espacio Inc ya no cabe más nadie: luego de una cola interminable sobre la vereda, adentro la gente invadía las escaleras, las barras, la cabina del DJ y los rincones más inverosímiles. Desde el segundo piso, cientos de cabezas seguían el ritmo y las manos rapeaban a coro gestual junto a las voces de Bianca  y Sierra Casady, las muchachas acid-folk. Hablamos de dos hermanas que crecieron separadas, una en Iowa y otra en Hawai, pero que en 2003 se acercaron casi magnéticamente por la música. Hablamos de las CocoRosie, esas que grabaron La maison de mon rêve su primer disco, en un baño de un departamente en el icónico barrio parisino de Montmartre. Las etiquetas son molestas, sí, pero ellas le hacen honor: referentes del  New Weird America, aterrizaron en nuestra ciudad por primera vez.

Conociéndonos. Así abrió el show. La energía iba in crescendo, lenta pero segura. La conexión escenario-público, se fue creando de a poco, como en una cita a ciegas, seduciéndonos con mesura. Un beat boxer, un tecladista y extraños instrumentos, completaban la pequeña orquesta que daba forma a lo ecléctico del estilo de las CocoRosie. La vibra de unas cuerdas vocales soprano, coqueteaban con el canto lírico que por momentos tendía un halo gospel, en ese micro clima de la ciudad a donde nos escondimos por un rato. Lo bailable del pop lo-fi nos mantenía conectados, hipnotizados ante un show lleno de luces de colores, maquillaje iridiscente, cabelleras al viento y remeras over-size. Rapeando sin parar, el público se convirtió en un pequeño equipo, una familia efímera, un grupo afortunado que disfrutaba de algo decididamente diferente y hermoso de la ciudad.

En trance simbiótico con ellas, en medio de un calor que no hacía sospechar el frío de las afueras, el goce continuo, la sorpresa que no nos abandonaba ante un show difícil de describir. Que hablen las imágenes entonces: bailen con ellas.

Ph: Cande Pérez

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