Candelaria Zamar: Ser (de) música

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Candelaria Zamar es música, pura música. Esta cordobesa de 27 años que se desplaza junto a su piano inspiró al Elefante Diamante, encendió el escenario con Hipnótica y Rayos Láser, colaboró en esos increíbles discos que fueron ‘Barbuda’ de Francisca y Los Exploradores y ‘Estoy sola y otros cuentos’ de Fran Kreiman. Hoy está en pleno proceso de grabación de su primer disco dentro del sello Discos del Bosque. Juntos, siempre juntos: ella y el piano. Como un solo ser desplazándose por la música.

Córdoba, un jueves cualquiera, en un bar cualquiera. Candelaria llega primero y de lejos su timidez es palpable. Todo comienza y termina como una charla cualquiera, en la que dos extrañas que parecen conocerse de toda la vida hablan durante dos horas de música, ese ente mágico que aparece de a ratos solo, de a ratos acompañado y de a ratos roba sonrisas. Cuando Candelaria habla de música, un halo de nostalgia le cruza la cara, casi como quien encuentra una foto vieja que creía perdida. “La música es lo más importante”, dice mientras toma un sorbo de su café. Hablemos de ella, entonces.

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Ph: Santyago Chichoni. Make Up: Carolina Winocur. Estilismo: Mishka de Patio Olmos.

En el comienzo de esta historia, la música supo desprender lágrimas de Candelaria, que recuerda cuando sus viejos ensayaban en la sala de su casa y ella rompía en llanto, demostrando por primera vez esa conexión sideral que la dejaría marcada. Después vinieron los años de estudio y reconocimiento del piano, ensayando sus primeros acordes, jugando frente a él, con él. De adolescente experimentó la sensación de las primeras zapadas, y fue ahí cuando descubrió que la búsqueda sería un proceso inherente a su ser musical. “Aprendí mucho de lo intuitivo porque mi viejo tuvo relación con la música –cuenta–, entonces de él aprendí a escuchar y a intentar tocar lo que escuchaba, y después, cuando fui más grande, empecé a estudiar cómo leer música, cómo escucharla”.

Las primeras canciones las escribió en la intimidad de su cuarto, mostrándoselas al mundo de a partecitas, y dejando que los otros se encargaran de difundir su voz. La primera vez que tocó en vivo fue lejos (en Villa Rivera Indarte), una tarde de feria en la que se animó a cantar porque sabía que no habría nadie que conociera para presenciar semejante arrojo. “Tocar tus canciones es todo un tema, porque tenés que hacerte cargo de lo que estás diciendo. Antes había tocado covers o música de mis amigos, pero hablar desde uno es otra cosa”, dice.

Cantar lo propio te expone, y Candelaria asegura que para ella el animarse al escenario ha sido todo un ejercicio: “Para observar cosas, para verme en ese lugar, hasta qué punto me gusta. Porque aunque esté cerrando los ojos o no esté hablando o mirando directamente a la gente, sí trato de conectarme mucho con la música que estoy haciendo, porque ese es mi trabajo y mi forma de conectarme con el resto”.

¿El primer amor en la música? ¿Clásico o pop? “Los Beatles, los descubrí a los 9 y fue como…”, y sonríe de nuevo, admirando esa foto que creía perdida. “A Cuchi Leguizamón también lo escuché mucho, mi papá lo escuchaba cuando yo era chica. Entonces me hace sentir como en casa”.

¿Y de acá? “Los Rayos Láser, Gonzalo Aloras, Fran Kreiman, Tefy Parsi, Hipnótica, Hernán Segret, Lucas Martí… Igual no sé si es fanatismo, pero cuando me gusta algo lo escucho mucho, después me canso, lo dejo un tiempo y vuelvo y por ahí hay cosas que te dejan de gustar o que te gustan el doble que antes. Para mí eso es lo mejor, cuando uno descubre cosas nuevas en las letras, en la música… Cuando te vuelve a enamorar. Me pasa eso con Charly García, que ha pasado en distintas épocas de mi vida y cada vez que aparece de nuevo, digo ‘wow’…”.

La lista sigue su propio ritmo: Spinetta, Fito Páez, Caetano Veloso, Aca Seca Trío… Parece interminable. Afuera, la tarde de este jueves cualquiera empieza a caer pesada. Adentro del bar un hombre toca el saxo y la entrevista dispara sus últimas balas. Candelaria me cuenta su presente: un disco en camino, el primero, compuesto íntegramente por ella, letra y música. ¿Qué te hace componer? “Necesidades. Hasta ahora, las canciones que he hecho son sensaciones que necesitaba asentar, a veces son cosas que necesitaba comunicar, no necesariamente con alguien concreto, sino con el mundo… La música me brinda un espacio que no es tan explicable, entonces esas letras pueden darse a varias interpretaciones”.

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Antes de terminar, estas dos desconocidas hablan de una amiga en común, música y tímida igual que Candelaria. Caminamos un par de cuadras, nos recomendamos discos para escuchar y, casi sin darnos cuenta, la música aparece de nuevo, acompañándonos.

No dejes de escucharla: soundcloud.com/candezamar

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