Por Guada Fernández
De lo empírico, al show en vivo. De las experiencias al experimento. De la prueba y el ensayo, al goce de la música. Hablamos de rutas ya recorridas, de líneas paralelas que forman perpendicularidad, que se unen y se cruzan por dos razones sustanciales: son hermanos y músicos. Edu y Pancho Valdes nos compartieron una mañana lluviosa de abril para hablar de sus comienzos, composiciones, futuros y del proyecto detrás del apellido: Valdes.
Un dúo musical de sedimento fraterno. Un plan espontáneo de hermanos que comenzaron a crear en diciembre del 2014, cuando Pancho Valdes volvió de México con su banda, Cintia Scotch, se reencontró con Eduardo y sus partituras experimentales. Así las composiciones se hicieron canciones, y las canciones hicieron su disco “Valdes”, escuchado por primera vez el 16 de marzo pasado a través del sello Discos Del Bosque.
¿Qué expectativas encontraron para armar Valdes?
Al principio no había expectativas de nada, antes que Pancho viajara a México ya veníamos laburando juntos en circuitos de covers y ya se estaba gestando esta cosa media fraterna. Luego, esa energía se terminó concretando en varias juntadas donde empezamos a probar, a componer, a tocar algunos acordes en la guitarra y cantar. Ver que se producía. Fue todo en un seno muy familiar y de manera lúdica.
¿Cómo lograron crear un sonido pop-house con composiciones en castellano?
Los dos hemos sido pisteros de la música electrónica, pero estilísticamente lo primero que empezamos a trabajar estaba más apegado al rock indie, al funk, incluso compusimos varios temas en inglés. Cuando comenzamos a producir en la computadora y en base a eso armamos las melodías y a trabajar las voces dijimos“¡hay que hacer algo en latino!”, y además pocas personas hacen house en español.
La decisión fue tratar de adaptar la canción en formato electrónico y mezclar con el pop que tiene ese gancho con estribillos que te llegan al cuore. En el disco los temas pueden tener un desarrollo de las letras en los estribillos, pero hay temas instrumentales que por ahí tienen otro vuelo o búsqueda. Por ejemplo, en Crimen decidimos hacer un remix (una estructura simple) pero grabandolo todo el tiempo igual. Empezamos a jugar un poco con eso.
¿Cuáles son las influencias musicales de Valdés?
En general los referentes que tenemos son muy nuevos, como Hot Natured, Disclosure o Pomo. Encontramos en ellos algo fresco que podíamos aportar conscientes en la escena de la música local. Esto no dice que sea algo sumamente original, pero sí generar un producto de música electrónica que no esté emparentado directamente con el synthpop, como lo hace, por ejemplo, Javiera Mena. También hay referentes fuertes de rock nacional y de jazz, por ahí la selección de acordes en las canciones son muy jazzeros, y es algo de lo cual no podemos escapar como al hacer melodías popperas.
Muchas de sus canciones proponen el amor (Ven hacia mi, Nada más, Únicos en el mundo, Bienvenida a mi), como motivo de la locura, de lo que queremos ser, de sentirnos renacidos. ¿Qué dice la palabra amor para ustedes?
Nuestras letras hablan de eso. Son simples. Creemos que el amor se construye de a poco, de a dos y no existe el amor a primera vista. Hay diferentes tipos de amor, podemos trazarlo como un elemento universal. Es una cuestión muy abstracta. Y si es el amor como lo vivimos ahora, me parece que tiene que ver en cuidar al otro, al que uno tiene al lado. El Flaco Spinetta dice que hay un tiempo para todo, pero lo que nos saca adelante es el amor.
Al comenzar un nuevo proyecto, suele haber miedos o dudas iniciales ¿lo sintieron así?
Miedo no, quizás el desafío más grande era agarrar todo el disco y tocarlo entre los dos en el show en vivo, es decir, cómo resolverlo de manera dinámica. Porque visualmente tienen que pasar varias cosas que te permiten ver que estamos dentro de la música. Y dentro de esa misma dinámica que Pancho tenga su altura para poder cantar, bailar y hacer lo que mejor sabe hacer él: mover la pelvis. (risas)
Si bien las composiciones son propias, ha sido un disco armado cooperativamente junto con otros músicos como Tomás Ferrero, Los Hipnótica, Flor Lucena,entre otros. ¿Cómo se fueron dando esas alianzas artísticas?
Mientras hacíamos las canciones, la música nos sugería otros timbres de voz, como en los arreglos y la edición, quien nos ayudó tabién Santi Beltramo. Y quizás porque con los demás músicos ya nos conocemos hace tiempo y son de Discos Del Bosque, entonces el proceso de adaptación fue más fácil. Compartimos la misma escena muchos años, por más que ahora seamos artistas oficiales del sello.
¿Cómo se sienten, hoy, en la escena local?
En los últimos años ha cambiado la escena musical: la industria, las bandas, las propuestas, la autogestión. Y nosotros estamos dentro de ese cambio, y el camino que hacemos ahora es el de hacer. Si en algún momento se “destapa la olla”, la escena cordobesa nos tiene que encontrar haciendo algo, lo que sea. Por eso, nos vemos viviendo de la música, cumpliendo nuestros objetivos de seguir creciendo y superándonos cada vez un poco más.
Si tuvieran que usar las palabras para definir a Valdes, ¿qué dirían?
Un montón de pruebas y errores aplicados. Es una banda de un conjunto de experiencias, que viene con años de trayectoria. Es 100% empírica. Valdes es una etapa linda de nuestras vidas. Donde nos vinculamos nosotros desde otro lado.
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