Hay que pasar el invierno: Julio y Agosto

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Dos elefantes se elevan en un globo aerostático que flota errante por el cielo. Un avión cae a pique sobre una laguna donde navegan algunos barquitos de papel. Un objeto volador no identificado intenta alcanzar las embarcaciones con unos brazos mutantes, como tentáculos galácticos. Una ballena se encalla y agoniza en la orilla mientras un DeLorean avanza echando chispas en sentido contrario. Una ciudad entera se prende fuego. Una muchacha cabeza-de-pandereta. Monstruos y monstruitos de máscaras y cajas-cabezas. Y una banda que sigue tocando.

La tapa de El Ritmo de las Cosas lo dice todo de Julio y Agosto.  Diseñada por Marcelo Canevari padre y Marcelo Canevari hijo, es una oda a la ternura, la bondad, la ingenuidad, el arte naif y la profesionalidad fusionada en un mismo concepto. Son un bandón, una mini orquesta, una ciudad musical en miniatura donde cada uno habita una casa que se conecta a las otras a través de pasadizos plagados de tintes de folklóre, milonga, jazz e inclusive cumbia latinoamericana. Ellos son Santiago Adano (guitarra, voz y ukelele), Miguel Canevari (guitarra, voz y ukelele), Marcelo Canevari (contrabajo), Juan Buonuome (cajón), Luciana Cúneo (violín), Guido Gromadzyn (violín), Leandro Aspis (trombón y voz) y Juan Lopez Peña (cajón), quien se suma en esta nueva etapa. La pequeña ciudadela se sigue poblando con más invitados: Nacho Czornogas aporta el saxo barítono en «Estoy bien», Anaclara Frosio la flauta traversa en «El ritmo de las cosas», Diego Pisano la trompeta en ese mismo tema y Santiago Azpiri el banjo en «Correr para atrás» y «Del Viso”. El ritmo de las cosas no fue sólo un trabajo discográfico. Luego del homónimo Julio y Agosto (2011), este disco llegaba para enarbolar las banderas de la profesionalidad y la confirmación de un camino autogestivo. El disco necesario, ese que dice “vamos en serio”. Luego de su lanzamiento a fines de julio de 2013, fue el disco más escuchado durante agosto entre los discos locales en Bandcamp. Una consecuencia más que feliz. Días antes, en una entrevista, Guido, el violinista de la banda decía:La noche que lo subimos nos juntamos a llorar como si fuera Año Nuevo, con garrapiñada y sidra”. Un festejo de sidra y praliné es la justa medida de las cosas para una banda que nace en de una votación por chat en MSN: salió ganadora, Julio y Agosto, el nombre de dos mosquitos de un comic que habían dibujado. Y siguió el Fotolog, plataforma que les permitió ser no sólo un nombre, si no también, dibujos.

El Ritmo de las Cosas tiene el alma de una familia y la complicidad de los amigos. Músicos melancólicos, irreverentes, desenvueltos y aniñados en el punto de equilibro donde la evasión del mundo confluye con una vocación y pretensión musical fuerte y marcada. El disco conforma una arquitectura musical construida en 11 departamentos, diseñados con pulcritud y fibra artística innegable. Influenciados por los Fab Four de Liverpool, el influjo Beatle hace que Julio y Agosto ponga a protagonizar las armonías en cada tema. Abre Go Sailing, un paisaje marítimo formado por sonidos pegadizos. Zombis se enfrenta desafiante a la vibra oscura que podría significar ese limbo vida/muerte: es feliz, infantil, vibrante. La que le da el nombre al disco es la tercera, El ritmo de las cosas, la vencida que asegura que “hay que salir de la ciudad para entender el ritmo de las cosas”. Una canción que comienza circense y dirige la ansiedad hacia afuera, allí donde las cosas pasan. Estoy bien es revolución: desde lo taciturno, corta abrupta con un violín psicodélico que marca un acelere del pulso al tope de su velocidad, justo cuando creías que era un tema melancólico más. El disco finaliza con Del Viso que marca lo más telúrico y el alma de pulpería: folklórica y barrial emana el aroma del almacén en cada acorde.

El camino de los cancionistas sigue con el último trabajo, Canciones del desastre, lanzado en 2014, secuela a la altura del periplo musical recorrido por los Julio y Agosto.
Cada cosa tiene un tiempo. Un espacio. Un proceso. Una paciencia necesaria. Días helados se avecinan. Hay que pasar el frío: dejar fluir el ritmo de las cosas.

 

+info: https://www.julioyagosto.com.ar/bio

Bandcamp: https://julioyagosto.bandcamp.com

 

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