Un domingo a la noche que se pinta como sábado: algunos se van, otros se quedan. Los que se quedan buscan algo prometedor para no caer en la pasividad y melancolía dominguera, y por eso salen al mundo. Y en Córdoba si hay algo innegable, es que siempre hay algún lugar que nos invita al disfrute.
Hay luces de todos los colores en el suelo de la vereda y la iluminación dibuja un camino invisible que nos guía a unas enormes y altísimas puertas. A esta hora, la entrada de Studio Theater solo deja pasar un rasguido de sonidos algo raros, personas que van y vienen, que llegan de a dos, de a tres, de a poco. Señales e indicios de una noche de primavera curiosa y mágica.
Así entramos todos a un espacio que tiene la medida justa para que esa parte inexplorada, el Lado B, aplauda sus 25 años de melomanía y anticipe la llegada de Volumen 1- Córdoba tiene Rock: disco que chillará en noviembre con sonidos cordobeses. Camisas de mística californiana y hawaiana desfilan entre la gente en su camino hacia el escenario: dos guitarras eléctricas, un bajo, la batería, un teclado, y un sinfín de flashes disparados desde las cámaras fotográficas. Poco a poco, se fueron dibujando escenas de ese estilo primitivo que rocanroleaba las décadas de los 50 y 60 con un intenso mix de surf, punk, garage, rockabilly, beat y rock psicodélico que fascinó tanto a sus seguidores, como a aquellos que nunca los habían escuchado tocar en vivo. A ritmo imparable, Los Frenéticos encendieron sus cuerpos con estrepitosas poses que los coronaron como reyes indiscutidos del ancestral surf rock.
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Fotos: Leticia Buffa
Nacho, Hernán, Matías, Andy y Marcos son los 5 frenéticos que forman la banda, y juntos han sido autores del disco El Playa, y autores de una noche que nos sumerge hacia el fondo del mar. La psicodelia cordobesa de Casa Arab y Agüero el Mesías se conjuga con la intensidad de las guitarras y el bajo, con la locura de la batería y la atracción ineludible del teclado. Los chicos son creadores de una mística excepcional y se complementan como palmera con cocos, como la playa y el mar, como la mitología rockera al estilo de Dick Dale.
Después de los primeros 40 minutos de show frenético, aparecen ilustraciones de una mujer desnuda en el fondo de la pared del escenario que anticipaban la venida de algo melódicamente punzante, revelador. La experimentación de sonidos electrizantes hace de Los Smoke Sellers, una puesta análoga al glam de los 70, la condensación del rock clásico y la insolencia del punk, que se manifiesta en los giros acústicos que acarician la guitarra eléctrica. Esos sonidos acompañados con palabras en inglés, dieron nacimiento a The B-side of the moon, el último EP lanzado por el sello discográfico Blue Reno. Entre canción y canción, de la voz de Los Sellers se escapó un disparo de sinceridad: “La música es una enfermedad incurable”, dicen ellos. Sin duda, el repertorio extraordinario de la banda nos colmó de locura.
Llegando al final, De la Rivera hizo lo suyo, nos pusimos Chévere sintiendo el caribe en nuestra piel. A este trío le encanta sentir el calor de la gente bien cerca -diez pasos más adelante, dicen- y crear una sinergia inigualable entre ellos y el público. En cada presentación, los De la Rivera demuestran ser una de las promesas indiscutidas de ese electro-funcky con un toque psicodélico-pop, que te vuela la cabeza e invade nuestros cuerpos de energía y satisfacción.
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Fotos: Leticia Buffa
Ellos despliegan sus alas de talento y brillan en el escenario fusionando su onda y estilo propio. Un repaso por Cassetera, su primer material discográfico, los lleva a proyectar lo nuevo que viene tramando la banda con su segundo disco: siempre con composiciones propias pero esta vez con un valor agregado, los consejos de una eminencia de la percusión como Nico Cota, quien los acompañará en el proceso creativo.
Y así nos fuimos, atónitos de satisfacción, con el ritmo vibrando en nuestras venas, y partecitas de canciones que se repetían sin parar en nuestras mentes. El viraje de lo nuevo, de lo desconocido y de lo extraño. Esa innata frescura de los artistas que nos ponen a bailar, a sentir y a cantar. Esta noche somos cómplices de un universo inexplorado: del Lado B de la música.
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