Infancia clandestina

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Hay películas que simplemente se distinguen del resto. No creo que pueda hablarse de buenas y malas, pero lo cierto es que algunos films tienen algo especial que se prolonga en el tiempo, algo único. Son películas que no se preocupan por contentar al espectador, sino que, por el contrario, buscan ponerlo incómodo, molestarlo. Son películas donde la imagen final que se funde con el comienzo de los créditos no ofrece respuestas, sino preguntas, conflictos, interrogantes. El espectador sale del cine mareado, se tropieza. Y aunque no siga pensando en la trama, en tal o cual escena, aunque no hable con nadie de la historia que acaba de ver, ésta ya entró a formar parte de su cuerpo y a desacomodar, revolver y desordenar órganos a su gusto.

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Infancia Clandestina cumple con éxito la difícil tarea de no tomar partido, dejando las interpretaciones en manos del espectador en casi un cien por ciento (tarea doblemente difícil teniendo en cuenta el tema que aborda). Pero no es, como bien dijo su director Benjamín Ávila, otra película sobre la dictadura. El film narra la vida de Juan, un chico de doce años que vive -y necesita vivir- las situaciones comunes de cualquier preadolescente, pero en un contexto totalmente diferente e inadecuado para alguien de su edad o, más bien, para cualquiera.

Benjamín Ávila se mete dentro del cuerpo de Juan y construye la película en una primera persona abrumadora. En cada una de las escenas, en cada diálogo niño y en cada diálogo adulto la presencia de Juan se siente en el aire. Vemos a través de sus ojos, sentimos lo que siente, descubrimos el amor, la muerte, la violencia, los ideales, junto a él. Apoyada en la excelente interpretación de Teo Gutiérrez, logra renunciar al título simplista de película de dictadura para constituirse como la cosmovisión misma de un niño que descubre al mundo de un solo golpe, que se debate incesantemente entre sus necesidades de chico y sus obligaciones del adulto que -a la fuerza- ya debe ser.

Así, la película avanza a paso firme, matizando de forma precisa lo político y el peligro con lo infante y el descubrimiento del primer amor. Infancia nos revuelca y nos tira de un lado para el otro, sin pedir permiso, porque es eso mismo lo que la vida ha hecho con Juan. Y a través de sus ojos, el film nos lleva a descubrir en carne propia la ideología de Montoneros, las distintas formas de interpretar el ideal revolucionario, las críticas que al mismo le hacían. La historia se transforma en vida y en experiencia, en presente, en carne.

Aplausos aparte merecen todas las actuaciones, que tan bien han sabido construir aquellos personajes que nos permiten entender un determinado modo de pensar, y otro, y otro más. Un mundo de interpretaciones, libres al espectador. Ávila nos muestra, con una riqueza en textura y volumen pocas veces vista anteriormente, algunas sentencias. Nos muestra el niño, el adulto, el debate. Y no nos da la respuesta ni pide que respondamos. Porque no hay respuesta. Porque Juan no la encontró en su infancia, y probablemente no la encontrará nunca. Preguntas. Que siguen resonando, revolviendo y desordenando. Preguntas.

Infancia clandestina en Cine Hoyts, imperdible.

Horarios de Hoyts Patio Olmos Shopping:

(P-13) – Castellano – Representa a Argentina en los Oscars
12:25 – 14:50 – 17:20 – 19:45 – 22:15 – Trasnoche (Sá): 00:50

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(P-13) – Castellano – Representa a Argentina en los Oscars
12:40 – 15:00 – 17:20 – 19:40 – 22:00 – Trasnoche (Sá): 00:30

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