“Antigua ruta” es una selección cálida de fotos que nos invita a inmiscuirnos en la vida cotidiana de los habitantes de Quito, Ecuador. Una mujer pasa frío por la noche, dos amantes se abrazan, un hombre rapa a otro sentado en el baúl de un auto, unos niños se arrojan sobre un skate por una de las vertiginosas pendientes de la ciudad, las vendedoras de frutas ríen al saberse observadas. Las imágenes de Candela develan aquello que se fuga del ominoso presente pandémico latinoamericano: los afectos, el estar en el mundo con el mundo, la significación colectiva del espacio público como modo de resistencia posible.
La foto, así, deviene producto de una creación colectiva que pone en juego, dentro y fuera de nosotros, a poblaciones, multitudes, territorios, afectos y devenires. Candela se diluye en sus imágenes, registra momentos efímeros que aprehenden con fuerza un mundo afectivo que nos compele a ingresar en él, logrando que una multiplicidad pase a formar parte de otra: la fotógrafa habla con, crea con. Con el mundo, con una porción del mundo, con Quito.
Texto de Camila Callieri
«Soy Cande Pérez, vengo de Mendoza, de la montaña y no tengo muchas certezas de hacia dónde voy, la vida es un devenir y voy construyendo esa idea a medida que va pasando el tiempo.»
¿Cómo te iniciaste en la fotografía? «Fue a los 12 o 13 años aproximadamente. Mis papás me regalaron una cámara pocket una navidad y desde ahí nunca más dejé de sacar fotos. En un principio mis intereses rondaban más la fotomanipulación, miraba mucho Deviantart, un foro de fotografía. Muchos usuarios subían tutoriales para postproducir, en especial dentro de estéticas que rondaban la fantasía. En ese momento sentía que lograba conectar mi propia imaginación con las herramientas que tenía a mano. Me abrió la puerta a la posibilidad de extraer una ficción de la realidad».
¿Cuándo es un momento para sacar fotos? «El momento puede venir (valga la redundancia) en cualquier momento. Creo que hay que dejarse guiar por dos factores, la intuición y la observación. Apenas te levantás y entra un haz de luz en tu habitación que te llama la atención, cuando vas al kiosco y te cruzás con una imagen en la calle que hace que te detengas a mirar. No siempre se ven cosas extraordinarias, pero sí estamos rodeadxs de imágenes y creamos imaginarios alimentados de pequeños detalles a nuestro alrededor que construyen un sentido estético. O como dice Jonas Mekas: sigue buscando cosas en lugares donde no hay nada».
¿Qué guía esta selección de fotos para AY MAG? «Esta selección de fotos fue un proyecto reciente que surgió a partir de un viaje de trabajo a Ecuador. Creo que fue uno de los momentos en los que pude ejercitar ese registro desde la observación que me permitió de alguna manera estar alerta, agudizar los sentidos e intentar conectarme con un espacio que era desconocido para mí, y que en cada cuadra me mostraba una riqueza singular».
¿Qué es lo más valioso de tu conexión con la fotografía? «Es una sumatoria de cosas: la posibilidad de experimentación con diversos soportes, el diálogo con el otro, construir un mundo desde la abstracción, el ejercicio de observación y la construcción de un mundo propio».
