«Soy de Tancacha, un pueblo que está a 100 km de Córdoba. No sé a dónde voy, muchas personas no saben a dónde se dirigen y creo que por más anotaciones que quieren tener del futuro, simplemente deambulan en la vida, dejándose asombrar por lo inesperado. No sé, lo importante es ir mutando y hurgando en el interior para ver cuál es nuestra identidad y a que venimos», dice el fotógrafo Guido Grosso.
¿Cómo te iniciaste en la fotografía? «Hace un tiempo cuando tenía 17 años más o menos jugando con una cámara. Empecé muy autodidacta, experimentando en el pueblo. También me acuerdo cuando mi papá compró la primer VHS en 1994. Desde ahí en adelante, todos los domingos eran reservados para ver los VHS y fotos familiares. En la casa del pueblo hay más de 20 años de archivos familiares, todos organizados por año. Cada cosa que reviso de mi pasado me emocionan, esos momentos en la infancia viendo por horas esas cintas, esos instantes donde el tiempo se detiene».
«Esas cintas de casettes forman mi recuerdo más íntimo y me ayudaron a aprender sobre la fotografía. Ahora empiezo a entender y dar sentido a situaciones, objetos y cosas que no tienen sentido».
¿Cuándo es un momento para sacar fotos? «No existe un momento. Uno los va creando con el tiempo y a veces el tiempo va creando esos momentos. No suelo andar sacando fotografías todo el tiempo. A veces prefiero pensar un poco antes de fotografiar, para poder revisar las ideas que me atraen. Un momento lindo para mí es dejar que cada fotografía habite conmigo en soledad un tiempo, para que después pasen a ser observadas por más gente y así pretender algo universal.
«No puedo andar pensando todo el tiempo un momento para fotografiar, no pretendo estar pendiente de buscar con angustia hacer fotos. Ya demasiada angustia hay en diferentes cuestionamientos que rodean nuestras vidas».
¿Qué guía esta selección de fotos para AY MAG? «Son todas series diferentes, sin orden, las podés ver como quieras. Algunas se unen con ciertos detalles. Más allá de que explique «esto es tal cosa y aquello es tal» me gusta no imponer, ni exigir, para que la gente lo entienda a su manera».
«Todas las fotografías en general son un recorte del entorno, y nosotros tenemos el valor de decidir los elementos que necesitamos recortar de la vida, dejándolos en el encuadre, y por el contrario, cuáles elementos discriminamos para quitarlos, borrándolos de la historia».
¿Qué es lo más valioso de tu conexión con la fotografía? «Salir de casa. Tener nuevos olores cerca, nuevos sonidos, nuevos tonos, explorar los caminos de la luz y la sombra sobre las superficies. Olvidarse quiénes somos. Probar ser espíritus libres por un rato. Sentir que la verdad interior se confunde con la verdad exterior. Estar en introspección pura y sentir que eso es un tipo de terapia».