Las dicotomías, las certezas, las equivocaciones, los acertijos, los giros hacia la izquierda, los rompecabezas, las personas que vienen y se van y las bisagras de la existencia, nos llevan a imaginar que el universo fluye con nosotros. El momento es tan efímero y la enseñanza de la vida tan extensa, que muchas veces elegimos lo que queremos ser a partir de lo que ya somos. Y así descubrimos que en todo cuerpo, alma y mente hay un sitio para armar y encontrarnos mutuamente.
Qué otro día, sino ese. Qué otro jueves, sino ese jueves. Qué otro momento, sino esa noche y una lluvia que pisaba vigorosamente la entrada del Teatro Real. La verdadera esencia de la noche se reflejaba en la simpleza del momento y en la fluidez de las emociones que dieron forma y color a la realidad que respirábamos. Una vuelta más por Córdoba, su lugar en el mundo, y donde más siente el calor de la gente: la brillante e imaginada Sol Pereyra anduvo nuevamente por la ciudad que la vio emerger en el universo del teatro y de la música, con dos motivos que no pasaron desapercibidos. Uno, encontrarse con las afinidades que dejó en algún sitio, y el otro, hacer lo que más la enamora en el cosmos entero: cantar y tocar música a las almas inquietas de amores y revoluciones.
En el interior del real e imponente Teatro, el encuentro se precipitaba serenamente entre nosotros, que esperábamos la presencia celestial de la muchacha cordobesa. Algunos anhelaban volver a verla y otros tenían el deseo de conocerla por primera vez. De repente se encienden las luces y Sol Pereyra inaugura la escena con palabras tan verdaderas como la energía que fluía de su figura: “Es una alegría enorme estar acá, en la casita”. Los acordes de las guitarras y del bajo sonaron junto a las partituras de la batería que marcó la rítmica del primer y tan ansiado sencillo musical, Agua, de su último trabajo discográfico Tirame Agua. Ese fue el puntapié para romper el silencio e iniciar el canto de su estribillo que nos decía si me querés, si soy tu flor, tirame agua para demostrar tu amor.
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Fotos: Gaspar Bochaka
El público enamorado de su carisma, sonreía cuando ella sonreía, respondía a sus palabras y traducían la sinergia que habitaba entre las butacas. La filosofía del recuerdo se encontraba certera y latente: volver a pasar por el corazón y revivir el arte que nos estremeció tantas veces, como si el ayer fuera el hoy, y el hoy la oportunidad de sentir la sutileza de su música nuevamente.
El escenario se armó y desarmó y volvió a armar con la presencia de artistas que compartieron las tablas con Sol. Entre ellos los protagonistas del Cuarteto del Amor, de ex Cocineros y Sebastián Tesouro, hicieron brillar el show y se dejaron llevar por la música. Mientras afuera la ciudad se nutría de un chispeo incesante, adentro la invitación al disfrute de melodías con sabor a rock, pop, ska, reggae y folk-indie se fusionaban como raros sonidos nuevos latinoamericanos. Con memorias e introspecciones, Sol Pereyra se animó hablar de ella a través de historias que mutaban hacia el horizonte de las letras y palabras destinadas a ser melodías, y de estribillos tan pegadizos como auténticos de identidad.
El final se aproximaba luego de haber estimulado nuestros cinco sentidos con la voz ardiente de amores, alegrías, controversias, polémicas y pasión. Sol y sus músicos se retiraron con un simple agradecimiento del escenario dejándonos en un flotante suspenso, seducidos por los sonidos y con ganas de más. Pero tras las bambalinas del teatro ellos esperaban nuestros deseos en forma de aplausos. Las figuras volvieron al ruedo y nos tocaron el clásico hit Comunmixta, colmando de energía y baile ese gran momento, esa experiencia singular.
La complicidad y la simpleza de su poética y sus melodías, resuenan y revuelven los corazones. Cada persona encuentra un lugar en la complejidad de sus palabras que tienen esa intensidad y forma existencialista que nos une en la constante búsqueda de querer ser a partir de lo que ya somos. Será que las idas y vueltas, las experiencias y los giros de la vida son esos argumentos que definen tanto a Sol como a su música, a su arte y su razón de ser en el mundo. Y es en ese preciso instante donde ella nos descubre, nos encuentra, nos seduce, nos provoca y nos brinda toda su espontaniedad, su revolución, su rebeldía y su música extraordinaria.
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