Switch: nos reúne el amor

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El templo de Casa Babylon fue el lugar que reunió a cientos de fieles que se acercaban fascinados a presenciar lo que se prometía como una noche ÉPICA. Y épica, en este caso, fue un adjetivo que quedó cortísimo.

El ambiente era más que familiar. Similar a un reencuentro después de unos años de terminado el colegio, cuando te cruzás con amigos que no ves seguido y sentís que a pesar de todo, el tiempo de alguna manera se detuvo. Muchos queremos a Switch y vivimos su historia como parte de la nuestra, ¿cómo no íbamos a estar en esta tremenda noche?

La cartelera alucinante tenía un motivo: el casamiento del productor cordobés Andrés Oddone, uno de las cabezas del proyecto, reunía en nuestra Provincia a los Zizek y otros músicos queridos por el público local. Y para nuestro beneficio, decidieron hacer una clásica Switch para honrar las circunstancias. Llegamos al templo y la fiesta ya había arrancado desde temprano. En las bandejas, Pedro D’Alessandro y Laureano Solís seleccionaban tracks jugosos, con acento en un hip-hop de aires noventosos que hacía que los fieles se muevan a ritmo mientras se tomaban las primeras cervezas.

Ya casi eran las dos cuando subió al escenario la primera banda de la noche, Los Reyes de la Milanga. Con un set cumbiero, movimientos de cadera y máscaras coloridas, comenzó la fiesta y disfrutamos de ritmos de cumbia en el estado más puro que tendríamos en la noche. A continuación, y con una gran coordinación y respeto por los horarios, el imponente Chancha Vía Circuito tomó las bandejas. Sonidos tan buenos que si intentáramos describirlos los limitaríamos de alguna forma. Nos quedaremos con esto: el bajo que hacía mover el piso, los beats que salían por doquier sin dar un respiro a las caderas y el Chancha arengando al público con un micrófono y unos sapucay absolutamente surreales.

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Ph: Cande Pérez

Después, desde México y luego de mucho (demasiado) tiempo, llegaron ellos: los increíbles Frikstailers. Con un set tan original como divertido, verlos en vivo nos recuerda por qué hay pocas cosas tan auténticas como ellos.  Es su sonido, su estética, las voces distorsionadas, los hitazos, la secuencia en que se tiran rayos lásers con los controles de la Wii, los remixes de canciones tan cercanas y tan lejanas (tanto de Chancha Vía Circuito  como de Die Antwoord, por ejemplo). Con  Frikstailers, el todo es muchísimo más que la suma de las partes: el alma que le imprimen a cada tema se impregna en la pista de baile y hace que nadie pueda dejar de sacudirse. ¡Cómo se los extrañaba!

El post le tocó a la joya de Lanús, el señor Villa Diamante. “Estamos aquí reunidos por el amor”, dijo, y largó con un set de mashups bestiales y ritmos pegadizos. La pista seguía llena, y el entrepiso también. A nadie le importaba que sea jueves, que sea mayo, que sea gas pimienta: la fiesta se había hecho esperar y al fin, estábamos teniendo la recompensa.

Hacia el final de la noche, todos lo habíamos entendido. Porque Switch es una celebración de todo lo que nos hace felices, y cuando tanta gente entiende lo mismo, solo puede explicarse con el amor.

El amor al baile, claro.

 

 

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