Encontrar ‘EL espacio’ para trabajar es vital para encontrarse uno mismo, sobre todo cuando se es freelance. Pero ¿Qué pasa cuando se rompe el molde? En una palabra: se innova. El Piso nace de la movilización provocada por las arquitectas Alina Psenda, Nuria Peirone y Clarisa Rivero, que trabajaban en un departamento y, plan de negocios de por medio, se animaron a crear un espacio de coworking pero también de comunidad.
Ubicado en el clásico barrio de Alta Córdoba -José Baigorri 848-, a media cuadra de la plaza, en una casa luminosa y apaisada estilo ‘chorizo’ como la describen sus dueñas, se crearon espacios funcionales para 14 coworkers, que mantienen características conjuntas entre una oficina y el hogar propio.
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Fotos de Agustín Carri
Algunas de las comodidades aportadas por este espacio son: locker individual y recepción de correspondencia para cada coworker; internet Wifi; impresora, fotocopiadora y scanner; sala de reuniones con capacidad de hasta 10 personas y la tecnología necesaria para realizar presentaciones; espacio de exposición para armar puestas de todo tipo: curar muestras de arte, exhibir nuevos diseños, realizar eventos especiales, etc.; un lugar especial para dictar cursos, talleres y seminarios; biblioteca comunitaria; difusión de proyectos personales, eventos y productos en la web y redes sociales oficiales; participación y descuentos en eventos, charlas y workshops; mantenimiento y limpieza; ambiente climatizado.
Todas ellas están pensadas para dar respuesta a dos necesidades claves del trabajador freelance: brindarle un espacio propio de trabajo, al tiempo de fortalecer una red de contactos. En Córdoba la comunidad de trabajadores independientes está en alza en diferentes rubros (diseño, indumentaria, fotografía, arte, emprendedores digitales, etc.), y el coworking abre una puerta para optimizar gastos de alquiler y equipamiento, así como el mapa de relaciones con otros proveedores.
No obstante, no basta con romper el aislamiento de trabajar cada cual desde su casa. Por eso, El Piso ofrece otro tipo de plus. Por un lado, cuenta con una tienda de diseño para que creadores locales y nacionales comercialicen sus productos, mientras que por otro, estimula un ambiente que combina lo mejor de la independencia del trabajo individual con la sinergia propia del contacto grupal. Un doble gancho que inspira y motiva a los freelancers a emprender nuevos proyectos.
“A diferencia de algunas cooperativas de trabajadores que emplean el término pero sólo comparten gastos en una oficina, nosotras queremos formar una versión física y tangible de las redes sociales. Hoy todo se comparte porque se necesita ser solidario y colaborativo para cumplir objetivos y crecer”, nos contó Clarisa Rivero.
Actualmente, hay 4 coworkers haciendo uso de los espacios de El Piso: la arquitecta y renderista, Berenice Sassateli; el diseñador gráfico e ilustrador José Rivadulla; el fotógrafo de moda Santyago Merlo Chichoni y la arquitecta y especialista en diseño integral Jimena Montoya. Mientras que en el espacio aula- taller, Laura Llorens trabaja con mosaiquismo y Victoria Cetau, se incorporará a fines de agosto con clases de cerámica.
De cara a fines del 2013 sus creadoras, proyectan que más profesionales y start-ups se sumen a la propuesta de El Piso y que dicha demanda sea la que en 2014 indique la necesidad de ampliar los espacios de trabajo, probablemente abarcando nuevas disciplinas.
+info: El Piso, comunidad de creadores.
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